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Cómo se transforma un hotel en hospital de campaña

En Madrid, 12 establecimientos atienden a más de 700 pacientes

Un sanitario introduce a un paciente en el City House Florida Norte, hotel sanitarizado.
Un sanitario introduce a un paciente en el City House Florida Norte, hotel sanitarizado.EFE

Los lujosos pasillos del Miguel Ángel, un hotel de cinco estrellas ubicado en el barrio de Chamberí de Madrid, han vivido días muy distintos. De alojar a celebridades y hasta al mismísimo expresidente de Estados Unidos Bill Clinton, ha pasado en las últimas semanas a ser el refugio de enfermos de coronavirus que, tras evolucionar favorablemente en el hospital, han recibido el alta y presentan síntomas leves, aunque aún deben guardar un prudente tiempo de cuarentena para no extender la epidemia. Al Miguel Ángel se añaden 11 grandes hoteles como el Ayre Gran Colón, el Vértice Roomspace o el Florida Norte, que son el nuevo lugar de trabajo de 4.400 licenciados en Medicina. Todos han aparcado por ahora sus estudios para el MIR y trabajan en convertir edificios dedicados a los viajeros y huéspedes exigentes en espacios asépticos y eficaces. Su empeño sirve para atender a los más de 700 pacientes que permanecen ingresados en Madrid en estos hoteles sanitarizados.

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La transición, dicen los directores hoteleros, no ha sido fácil, pero tampoco tan difícil como creían: “Si lo pensamos, un hospital no deja de ser un hotel donde se cura la gente. La estructura es la misma, con pasillos, habitaciones y camas, y la idea es que la gente esté lo más cómoda posible”, explica Pablo Vila, director general del Marriott Auditorium, un hotel acostumbrado a albergar convenciones de empresas de entre 1.500 y 2.000 personas, y que puso 200 de sus 869 habitaciones –la cifra requerida por ahora por la Administración– a disposición de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.

En el caso del Miguel Ángel, explica su director, Manuel Murga, la transformación del hotel se ha traducido en una supresión temporal de todo elemento que resulte accesorio y pueda estorbar a los profesionales. De las estancias estándar del hotel, por ejemplo, cuyo tamaño es de unos 30 metros cuadrados y por las que habitualmente se pagan unos 100 euros por noche, se ha retirado todo mobiliario accesorio: minibar, cortinas y muebles que no sean una mesilla de noche para apoyar las pertenencias del paciente, y una silla metálica proporcionada por la consejería.

El resultado, como en el resto de hoteles adaptados a la emergencia sanitaria, es un lugar diáfano en el que además toda moqueta o alfombra de habitaciones y pasillos, tejidos difíciles de desinfectar, o han desaparecido o han sido plastificados. Los nuevos huéspedes, eso sí, tienen siempre a su disposición sin coste alguno la televisión y la conexión a internet desde cualquier dispositivo.

En ciudades como Madrid, especialmente golpeada por el coronavirus, el proceso de sanitarización de los hoteles está siendo rápido gracias a la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid, que hace de enlace entre los responsables hoteleros y la Administración. Según explica Teresa Chavarría, directora de Investigación, Docencia y Documentación de la Comunidad de Madrid y responsable de este proceso en la región, para elegir los hoteles se tienen en cuenta sobre todo factores como la cercanía a los hospitales de la zona o el número de camas disponibles. Si el informe emitido por los expertos es favorable, el consejero de Sanidad firma una orden que faculta a los sanitarios para que tomen el control del espacio, lo que supone habilitar el sistema informático con el que operan, la retirada de mobiliario por parte de Protección Civil y la externalización de los servicios de limpieza, lavandería y comida, que muchas veces se llevan a cabo en los propios hoteles pero corren a cargo de la comunidad. Los responsables hoteleros se encargan del mantenimiento del edificio.

“Al principio asusta un poco, pero los sanitarios toman muy rápido el control y la coordinación es muy fácil. Yo recomiendo a todo hotel que se lo esté planteando que se ofrezca”, explica Vila. Tiene la misma opinión José Ángel Preciados, director general de Ilunion, una cadena con más de 300 hoteles que, desde este jueves, incorpora en Madrid el Atrium a la lista de hoteles sanitarizados. A este se suman el Alcora en Sevilla, que está sirviendo para alojar a personas mayores, así como hoteles disponibles ya en Barcelona, Valencia, Málaga y Zaragoza. “Creemos que es importante ofrecerse antes incluso de que se pida”, explica Preciados.

Aunque aún es pronto para hacer balance económico, a nadie escapa que, con la población recluida, las empresas cerradas y los aviones en tierra, uno de los sectores más golpeados por la crisis del coronavirus será el hotelero. En el Miguel Ángel, por ejemplo, dan por perdida durante este tiempo una facturación mensual que alcanza los 1,5 millones de euros, y lo mismo sucede con el Marriott Auditorium, un espacio que factura 4,5 millones de euros al mes, y que desde febrero ha visto cómo se ha cancelado aproximadamente el 80% de las reservas. Los directores, sin embargo, centran por ahora su atención en salir de la emergencia sanitaria: “Va a ser muy duro, pero tenemos que devolver a la sociedad lo que nos da. Tengo 67 años y es la primera vez que quiero que mi hotel se vacíe”, reflexiona Vila.

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