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El Pacífico mexicano le planta cara al Caribe

De playa en playa entre paisajes de vértigo y sitios singulares

Desierto de Sonora, entre Baja California y Arizona.
Desierto de Sonora, entre Baja California y Arizona.GettyImages

El mar del Sur, como lo bautizara Vasco Núñez de Balboa en 1513, es el más grande, profundo y violento de todos los océanos del planeta, por más que Fernando de Magallanes decidiera, en su periplo de circunvalación de la Tierra, rebautizarlo como Pacífico al parecerle calmas sus aguas –que no lo son– y divinas –que sí parecen– por los infinitos tonos de azul y verde y la riqueza de su vida sumergida. Las olas del Gran Océano, como también se le conoce, bañan y miman buena parte de la costa oeste de México.

En la costa este, las tranquilas aguas del Caribe han convertido a la península del Yucatán y, en concreto, a la Riviera Maya y Cancún, ambos en el estado de Quintana Roo, en los destinos estrellas de sol y playa de México. Del Pacífico, apenas les sonará Acapulco como destino playero. En un país tan diverso y lleno de contrastes, ambos litorales compiten en belleza y atractivos que no defraudarán al viajero más exigente.

En el Pacífico se gestaron algunas de las epopeyas más heroicas de la historia de la humanidad. Atravesarlo ha sido objetivo de intrépidos navegantes sin miedo al abismo ni a los confines del mundo; sus aventuras han dado pábulo a todo tipo de leyendas. Sus bravas aguas han moldeado costas y cincelado acantilados y arrecifes y, sobre ellas, han emergido islas e islotes; bajo las mismas se esconde el llamado cinturón de fuego por las erupciones volcánicas producidas por los roces de las placas tectónicas de su corteza submarina.

Los Cabos, en la soleada Baja California; arenales vírgenes, como playa Tortuga, en Michoacán; una playa Escondida, en Oaxaca; u otra de Olas Altas, en Sinaloa, o bohemias como las de Zihuatanejo, en Guerrero son algunas de las perlas del Pacífico que deberá anotar en su agenda de viaje para perderse en ellas, entre paisajes majestuosos, sitios precolombinos, ciudades coloniales o pueblos mágicos, los que el Gobierno distingue por alguna singularidad.

Cabo San Lucas, en el Mar de Cortés.
Cabo San Lucas, en el Mar de Cortés.Getty

Baja California del Sur, el acuario del mundo es el Mar de Cortés

Los Cabos, en el extremo sur de la península californiana, al noroeste de México, es uno de sus destinos más importantes en el Pacífico. Allí se revuelven las aguas del otrora llamado Mar del Sur con el Mar de Cortés, considerado el acuario del mundo por su riqueza submarina. Una franja de 32 km de preciosas playas, salpicadas de resort de lujo, separa San José del Cabo de Cabo San Lucas, cuyo Arco, y otras caprichosas formaciones rocosas sobre el mar, es la imagen más icónica del lugar. Una de las ventajas de Los Cabos, refugio de celebrities y grandes fortunas de todo el planeta, es su clima suave todo el año, una ubicación privilegiada y una riqueza natural inigualable.

El viajero podrá deleitarse con paisajes desérticos, en contraste con el azul profundo del mar, hogar de una incomparable y gran variedad fauna y flora marina. No en vano, el Mar de Cortés es el segundo arrecife de coral más grande de México, tras la barrera del Caribe. Los Cabos es un destino ideal para un sinfín de actividades, como esnórquel, surf, pesca –se considera la capital del Marlin, aunque su captura está regulada– y golf; hay 18 campos diseñados por grandes jugadores, como Jack Nicklaus, Greg Norman, Tom Fazio o Tom Weiskopf, y afamados torneos a lo largo del año. Además de un destino de sol y playa de lo más exclusivo, Los Cabos es un lugar privilegiado para el avistamiento de ballenas, leones marinos o tortugas y un destino gastronómico de primer orden.

Lago de Cuitzeo, junto al pueblo mágico del mismo nombre, en Michoacán.
Lago de Cuitzeo, junto al pueblo mágico del mismo nombre, en Michoacán.I.M.

Michoacán, entre mariposas y pueblos mágicos

Más de un 30% del territorio de este estado, situado en el centro oeste de México, es bosque. Un lugar fantástico donde reinan las mariposas monarcas y lleno de pueblos mágicos, pero también uno de los más golpeados por la violencia que sacude el país. Si decide viajar hasta allí, infórmese bien y extreme las precauciones. Febrero y marzo son los mejores meses para ver en todo su esplendor a las miles de mariposas que revolotean entre los árboles, tras un largo letargo y una gran travesía de más de 5.000 km desde Estados Unidos y Canadá. El santuario más grande es la reserva de El Rosario, muy cerca del pueblo mágico de Angangueo, un impresionante conjunto arquitectónico rodeado de pura selva; Pátzcuaro es otro de ellos, que alberga la segunda plaza colonial más grande del país, tras El Zócalo de Ciudad de México; Cuitzeo –y así hasta ocho–, es un pueblo colonial español rodeado de grandes árboles de tule y con un impresionante lago.

Mención aparte merece la bonita y bien conservada capital del estado, Morelia. Michoacán no es un destino de sol y playa con grandes infraestructuras, pero el Pacífico baña arenales casi vírgenes como playa Tortuga, un santuario para el ecoturismo con instalaciones muy básicas; La Llorona, con sus grandes formaciones rocosas que actúan como rompeolas naturales, es una de las playas más bellas y tranquilas y un lugar ideal para observar el desove de las tortugas o la eclosión de los huevos.

Sitio arqueológico de Monte Albán, muy cerca de la capital de Oaxaca.
Sitio arqueológico de Monte Albán, muy cerca de la capital de Oaxaca. Getty

Oaxaca, más que arenales y bahías escondidas

Oaxaca, en el suroeste de México, lindando con Chiapas, es un estado fascinante y que sorprende al viajero. Allí confluyen los restos arqueológicos de civilizaciones milenarias y vestigios de la arquitectura colonial española, donde el principal exponente es su bella capital, Oaxaca de Juárez, con su delicada catedral barroca. Su litoral tiene numerosas y bonitas playas ideales para surfear, bucear, practicar esnórquel o simplemente tirarse sobre la arena, jugar con las olas y contemplar los atardeceres. El balneario y animado Puerto Escondido y los arenales de las Bahías de Huatulco, nueve playas de arena dorada distribuidas en 35 km, son quizás las más conocidas. Cerca de la ciudad de Oaxaca encontrará los impresionantes sitios arqueológicos precolombinos de Mitla, conocida como el lugar de los muertos, y Monte Albán, la capital zapoteca que data de alrededor del año 500 a. C.

A unos 70 km de Oaxaca, en la localidad de San Isidro Roaguía, está uno de los lugares imperdibles de este singular estado: Hierve el Agua. Se trata de un sistema natural de cascadas petrificadas, ubicadas en un lugar aislado donde domina una vegetación semidesértica, entre cactus y árboles. En la zona se ha creado un balneario donde podrá darse un chapuzón. No se puede ir de Oaxaca sin probar su rica gastronomía ni cursar una visita al Jardín Etnobotánico, que alberga numerosas plantas autóctonas, entre ellas, enormes y maravillosos cactus.

Malecón de la localidad costera de Mazatlán (Sinaloa).
Malecón de la localidad costera de Mazatlán (Sinaloa). Getty

Sinaloa, bellas puestas de sol y un tren mítico

Entre la accidentada Sierra Madre Occidental y la llanura costera del Pacífico, en el noroeste de México, se ubica Sinaloa, uno de los estados más convulsos del país, en el que solo las localidades de Mazatlán, en la costa, y Los Mochis suelen ser un oasis para el viajero, por lo que es conveniente informarse bien antes de viajar para no correr riesgos. Mazatlán, fundada en 1531, es uno de los destinos de playa más destacados del país, conocida como la perla del Pacífico. La plaza Machado es el centro neurálgico de la ciudad, llena de terrazas y viejas mansiones coloniales. Muy cerca está una de sus playas más famosas, Olas Altas, ideal para los surfistas y también para contemplar los hermosos atardeceres. Otro lugar imperdible es El Faro, uno de los sitios más elevados de Mazatlán desde donde podrá disfrutar de excelentes panorámicas de la península, las playas y el casco histórico. Uno de sus arenales más tranquilos es playa Norte, considerada una de las más bellas.

A unos 429 km al norte de Mazatlán está la localidad de Los Mochis, célebre por el ferrocarril que, desde hace 50 años, conecta Chihuahua y el Pacífico a través de 652 km. Es El Chepe, el único tren de pasajeros en México. Cruza túneles y puentes sobre caudalosos ríos, paisajes de vértigo, sube hasta 2.400 m de altura, le descubre la cultura tarahumara y las increíbles Barrancas del Cobre, cañones naturales que forman uno de los paisajes más impresionantes del país.

Vista de La Quebrada, en Acapulco, desde donde saltan los clavadistas.
Vista de La Quebrada, en Acapulco, desde donde saltan los clavadistas.Getty

Guerrero, más allá de la larga sombra de Acapulco

Michoacán, Oaxaca y Puebla rodean Guerrero, cuya costa oeste baña el Pacífico. La ciudad balneario de Acapulco, en otra época el mayor exponente del lujo vacacional y hoy un tanto insegura, y el acantilado de La Quebrada, desde donde los clavadistas saltan al vacío a una altura de 45 m, le han dado fama en todo el mundo. En Guerrero destaca, además, la ruta turística conocida como el Triángulo del Sol, que incluye las localidades de Ixtapa, Zihuatanejo y Taxco. En las dos primeras encontrará playas increíbles. Ixtapa, rodeada de una cadena montañosa que desciende hasta el mar, tiene un ambiente más cosmopolita, con grandes complejos hoteleros y un gran ambiente de ocio, mientras que en Zihuatanejo, más bohemio, hay pequeños hoteles boutique y villas de pescadores. El Palmar es la playa más famosa de Ixtapa y la más larga con sus 2 km; playa Linda invita al romanticismo y a pasear a caballo.

En Zihuatanejo, si se levanta temprano, en la playa Principal, podrá contemplar a los pescadores en plena faena. Uno de los arenales más bellos es Las Gatas, a la que se llega en lancha cruzando la bahía para bucear o hacer esnórquel y deleitarse con los corales y los peces de colores. Taxco es un pequeño pueblo mágico encaramado a un cerro, famoso por sus calles empedradas en un continuo sube y baja, su bonita arquitectura colonial y sus antiguos yacimientos de plata. Imprescindible comprarse alguna pequeña joya artesanal.

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