El FMI teme que el coronavirus o la guerra comercial frenen la recuperación
Pide al G-20 que no retire las políticas de apoyo fiscal y monetario "con demasiada rapidez"
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé leve un incremento del crecimiento mundial del 2,9% en 2019 al 3,3% en 2020. Si bien este organismo ha alertado hoy de la debilidad de esta mejora en un documento dirigido a los ministros de Economía y finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del del G-20 que se reunirán en Riad (Arabia Saudí) los próximos 22 y 23 de febrero.
"Como la recuperación prevista es muy frágil, será importante no retirar las políticas de apoyo con demasiada rapidez", ha alertado hoy el FMI. A lo que ha añadido que "la baja inflación exige que la política monetaria siga siendo acomodaticia en la mayoría de las economías".
En general, este organismo cree que los riesgos de la economía mundial siguen apuntando a la baja. Es más, advierte de que la recuperación prevista "podría descarrilar por un fuerte aumento de las primas de riesgo, desencadenado, por ejemplo, por una nueva escalada de las tensiones comerciales o una mayor propagación del coronavirus".
A estos riesgos añaden un posible deterioro del multilateralismo junto a una mayor fragmentación económica o la aparición, cada vez más frecuente, de desastres naturales relacionados con el clima, que podrían dañar aún más el crecimiento mundial.
Ante este escenario, el FMI pide a los responsables políticos y económicos del G-20 "equilibren cuidadosamente la combinación de políticas nacionales" tanto en el terreno monetario como en el fiscal. Una acertada combinación de flexibilidad en ambas cuestiones en algunas economías "ha contribuído a evitar una desaceleración más profunda y a incentivar una mayor actividad", asegura este organismo.
Aunque esta nota de advertencias incluye que, para acelerar un crecimiento de carácter inclusivo en los países, que es lo ideal para el FMI, se deben producir en el medio plazo políticas que persigan el equilibrio fiscal, "con nuevas prioridades" como la educación, pero también otras de carácter estructural como las del mercado laboral, entre otras.
Concretamente, se refieren a políticas que impulsen la productividad laboral, fortaleciendo los incentivos de los parados para encontrar un empleo y reduciendo las barreras de entrada en los sectores más regulados de las economías.