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El sueño paneuropeo del ‘crowdfunding’ cristaliza pese al Brexit

La UE, a un paso de contar con una regulación armonizada

Grégoire de Lestapis, consejero delegado de la filial de October, plataforma de préstamos paneuropea.
Grégoire de Lestapis, consejero delegado de la filial de October, plataforma de préstamos paneuropea.

Justo cuando el crowdfunding está cerca de conseguir su ansiada regulación única comunitaria, Reino Unido, el mercado de capital riesgo más grande de Europa, abandona el club. La Comisión, el Consejo y el Parlamento europeos acordaron el 18 de diciembre pasado unificar las leyes de financiación alternativa de los (hasta ese momento) 28 Estados miembros.

Si bien el acuerdo es provisional –todavía debe ser ratificado por los Congresos de los (ahora) 27 países socios–, el consenso alcanzado por las tres instituciones políticas de la UE, tras varios meses de discusiones, invita al optimismo. La European Crowdfunding Network (ECN), que colaboró en la tramitación de la propuesta, espera que la ley entre en vigor en 2021.

La nueva normativa reem­plazará a las nacionales y permitirá que cualquier web de financiación participativa, ya sea de inversión (equity crowdfunding) o préstamos (crowdlending), pueda operar en todo el ámbito de la UE sin más permiso que el del supervisor de su mercado doméstico, la CNMV en el caso de España. “No complementa las regulaciones locales, sino que las sustituye por un único reglamento europeo”, explica Grégoire de Lestapis, CEO de October en España, plataforma de origen francés que canaliza préstamos de particulares a empresas.

Pepe Borrell, director en España de Crowdcube, plataforma británica de crowdfunding.
Pepe Borrell, director en España de Crowdcube, plataforma británica de crowdfunding.

El objetivo de la iniciativa, que forma parte de la Unión de los Mercados de Capitales –proyecto en el que Bruselas lleva tres años trabajando y del que ya se han aprobado 12 de 13 propuestas–, es facilitar las operaciones transfronterizas, de manera que una startup o pyme pueda levantar fondos de inversores radicados en diferentes países de la UE a través de una sola plataforma.

La norma unifica el tope a la inversión por proyecto en 1.000 euros para particulares

October ya opera de esa manera: con sus oficinas en Francia, España, Italia, Holanda y Alemania ha construido una base de 20.000 prestamistas particulares de más de 180 países que en cinco años han prestado 400 millones de euros a 800 empresas. En España, donde opera desde octubre de 2016, ha canalizado más de 50 millones a 91 firmas.

Pero De Lestapis admite que lidiar con cinco reguladores es “complejo” porque “cada uno tiene su manera de ver las cosas”. En España, por ejemplo, un particular puede prestar un máximo de 2.000 euros por proyecto, mientras que en Francia el límite es de 1.000. “Si queremos ofrecer un proyecto a inversores en los dos países, tenemos que hacerlo en cada uno por separado o pedir a todos un tope de 1.000”, explica.

Adiós divergencias

El nuevo reglamento elimina esta divergencia al fijar un único límite de 1.000 euros para los inversores aficionados. Para los profesionales no habrá tope, como ya ocurre aquí. Por su parte, las empresas titulares de los proyectos podrán obtener financiación de hasta cinco millones de euros al año a través del crowdlending, frente a los actuales 2,5 millones establecidos en España. “Un marco único hace la vida más fácil”, resalta el CEO de October, quien compara el impacto de esta reforma en su sector con el que tuvo la creación del espacio Schengen en los viajes.

Alberto Espinós, CEO de Tropicfeel. La firma de calzado lleva recaudadas 920.000 libras en Crowdcube
Alberto Espinós, CEO de Tropicfeel. La firma de calzado lleva recaudadas 920.000 libras en Crowdcube

Destaca que la armonización de las normas aumentará la protección de los inversores, que dispondrán de un periodo de reflexión de cuatro días antes de que su dinero sea entregado a la empresa prestataria: si en ese tiempo cambian de opinión, podrán cancelar el préstamo.

En el caso del equity crowdfunding, las compañías podrán recaudar más de cinco millones de euros por año siempre y cuando cuenten con un prospecto aprobado por la CNMV similar a los folletos que se exigen a las empresas que salen a Bolsa, aunque bastante más simple. Por debajo de ese umbral no hará falta ese documento. “El objetivo de esta obligación es que los inversores conozcan con exactitud qué tipo de activo financiero están comprando”, señala Pepe Borrell, director en España de Crowdcube.

La ironía: 45 días después de aprobada la iniciativa, el Reino Unido salió de la UE, dejando el sueño de un mercado paneuropeo de crowdfunding sin una porción que, según la Universidad de Cambridge, supone el 73% de la tarta (7.000 millones de euros en 2017). Sin embargo, Borrell descarta que el Brexit vaya a limitar el alcance de la reforma, ya que es un proceso para el que las plataformas llevan tiempo preparándose y que tardará todavía un año en hacerse efectivo.

En su caso, prevén usar la licencia obtenida por su filial en España para captar fondos en el resto de la UE y la de su matriz británica para actuar en Reino Unido, todo a través de una única web. Hace año y medio que el 100% de las rondas que se organizan en Crowdcube son transfronterizas. En ellas participan inversores de 100 países, el 80% de los cuales son británicos.

La marca española de calzado Tropicfeel, por ejemplo, tiene abierta una ronda en Crowdcube. A falta de seis días para que finalice, lleva recaudadas 920.920 libras de 747 inversores, por encima de las 625.000 libras que se había fijado como meta. “El 21% de los inversores son británicos; el 20%, españoles; el 10%, alemanes, y el resto, de más de 50 países”, indica Alberto Espinós, CEO de la firma, quien considera que una regulación paneuropea es “superpositiva” porque facilitará a las startups el acceso a la financiación.

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