Japón pondrá en marcha un plan de estímulo de 215.600 millones de euros
El objetivo es aumentar el PIB en un 1,4%
Los bajos tipos de interés y la ausencia de inflación se han hecho crónicos en Japón y, tras largos años de estímulos del Banco de Japón, el gobierno de Shinzo Abe ha decidido dar un firme paso adelante en favor de los estímulos fiscales, la receta que vienen pidiendo de forma insistente los bancos centrales como fórmula de prevenir una nueva recesión y a la vista del agotamiento de los estímulos monetarios.
El Gobierno de Japón aprobó hoy un paquete de estímulos para un plazo de tres años por importe de 26 billones de yenes (215.000 millones de euros), con el fin de estimular el crecimiento de su economía. El PIB japonés ha aumentado en los tres primeros trimestres del año –quedó al filo de la contracción entre julio y septiembre, con un alza del 0,2%– pero se teme un hundimiento del 2,7% interanual para el cuarto trimestre.
Japón debe de hecho hacer frente al impacto de los recientes desastres naturales, como los tifones Faxai y Hagibis en septiembre y octubre, y de la celebración de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, tras los que podría darse una fuerte caída en el gasto de obra pública que el ejecutivo nipón quiere evitar. Un elemento más a favor del paquete de estímulos es el efecto negativo de la subida del IVA que entró en vigor el pasado 1 de octubre. Todo ello en un contexto de incertidumbre internacional, con epicentro en la guerra comercial entre EE UU y China que pasa factura a la economía global.
“Hemos elaborado un poderoso paquete de medidas encaminadas a ayudar a superar los riesgos económicos”, defendió el primer ministro japonés, Shinzo Abe. El objetivo es lograr un crecimiento del PIB del país del 1,4% en 2021. En BNP Paribas calculan que el estímulo fiscal contribuirá a un impulso del PIB de entre 3 y 4 décimas, un impacto relativamente modesto al tener en cuenta que algunos de los planes de gasto se implementarán a lo largo de varios años y de que las obras públicas se desarrollarán a un ritmo previsiblemente lento ante la escasez de mano de obra.
Casi la mitad del paquete de estímulos –alrededor de 6 billones de yenes (unos 50.000 millones de euros)– se destinarán a proyectos de obras públicas para apoyar las labores de reconstrucción de los desperfectos ocasionados por los tifones. El paquete también incluye medidas gubernamentales para ayudar a incrementar las exportaciones de productos agrícolas ante la prevista entrada en vigor a principios del próximo año de un acuerdo bilateral entre Japón y Estados Unidos.
Se trata del primer paquete de estímulos en tres años, por un volumen equivalente al 1,9% del PIB japonés aunque menor sensiblemente al anterior, cuya cuantía ascendió a 28 billones de yenes, más del doble. La apuesta de Japón por el gasto público tendrá que encontrar también un punto de equilibrio con el elevado endeudamiento del país, el mayor de las economías desarrolladas y equivalente a más de dos veces el PIB del país. De hecho, la expansión fiscal aprobada hoy ha activado el temor y las críticas al ejecutivo de Abe, que podría ralentizar los esfuerzos para reducir su deuda.