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Breakingviews
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El autoactivismo de Telefónica es un vuelco a medias

El plan es sensato, pero harían falta más detalles sobre cómo reducirá costes

El presidente ejecutivo del Grupo Telefónica, José María Álvarez-Pallete, interviene durante la rueda de prensa ofrecida por la empresa este jueves en Madrid, tras la celebración del Consejo de Administración de la compañía.
El presidente ejecutivo del Grupo Telefónica, José María Álvarez-Pallete, interviene durante la rueda de prensa ofrecida por la empresa este jueves en Madrid, tras la celebración del Consejo de Administración de la compañía.Kiko Huesca (EFE)

El jefe de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, va a abrazar a su activista interior. El operador de telecomunicaciones español va a hacer desinversiones parciales en su problemática unidad latinoamericana y en la de torres, y se compromete a reducir costes. Es una forma sensata de revivir al endeudado y estancado grupo, pero los accionistas tendrán que conocer más detalles antes de sacarle del atolladero.

El miércoles, Álvarez-Pallete hizo balance del grupo de 35.000 millones de euros con una sinceridad reconfortante. En su presentación, declaró tranquilamente que “el modelo está a punto de agotarse”. Los accionistas de Telefónica ciertamente están agotados: en los últimos cinco años, el valor de sus títulos se ha reducido casi a la mitad debido a la disminución de las ventas en el mercado español y al aumento de los costes de desplegar la mayor red de fibra óptica de Europa.

El autolifting de Álvarez-Pallete tiene algunos rasgos positivos. Va a aparcar los ocho negocios de Telefónica en América Latina, con la excepción de Brasil, en una división separada, que podría venderse más tarde. Tras haber sido un motor clave del crecimiento durante la última década, países como Venezuela, Argentina y Chile aportan ahora solo el 20% de los ingresos del grupo, pero más de la cuota de malos titulares que les correspondería, por motivos que van desde la violencia política hasta las crisis monetarias.

Eso debería conducir a un negocio más simple y, potencialmente, a ayudar a reducir la montaña de deuda de 41.000 millones de euros de la compañía. Los analistas de Jefferies estiman que el negocio latinoamericano tiene un valor aproximado de 14.000 millones de euros.

Sus otras propuestas forman un grupo heterogéneo. La nueva división de tecnología y datos pretende aprovechar las oportunidades generadas por la proliferación de dispositivos en línea en hogares y oficinas, que impulsará la demanda de tratamiento de datos.

Sin embargo, se hace difícil ver cómo generará el sueño de Álvarez-Pallete de un futuro caracterizado por “la virtualización, la softwarización y la clouditización” los 2.000 millones de euros adicionales de ingresos que espera en tan solo tres años. Del mismo modo, la promesa de mejorar la eficiencia sería más convincente con unos objetivos claros de reducción de costes.

Las acciones de Telefónica subieron ayer un 1,17% y se han recuperado un 17% desde el mínimo de 20 años alcanzado en agosto, lo cual sugiere que los inversores creen que Álvarez-Pallete está en el buen camino. En el caso de que sus esfuerzos flaquearan, puede que le hiciera falta alguna ayuda externa.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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