El camino por el desierto de la mayor OPV de la historia
La llegada a los mercados del titán del petróleo Aramco, productor de uno de cada ocho barriles de crudo entre 2016 y 2018, valorará a la empresa en una horquilla que oscilará desde los 1,44 billones de euros hasta 1,53, lejos de los 1,8 que llegó a considerar Arabia Saudí
Los mercados de todo el mundo llevan años aguardando la llegada de Aramco. En enero de 2016, el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, mencionó por primera vez su interés en vender una parte de la empresa a inversores privados como parte de un plan para reducir la fuerte dependencia del crudo de la economía del reino. Casi cuatro años después, pasado el 12 de diciembre de 2019, la compañía tiene previsto su desembarco bursátil.
Los inversores tienen sólidas razones para mostrar interés por Aramco. En palabras de las agencias de calificación Moody’s y Fitch, se trata de “la empresa más rentable del mundo”. La descomunal petrolera fue responsable de la producción de uno de cada ocho barriles de petróleo entre los años 2016 y 2018. En ese último año, su beneficio ascendió a los 100.387 millones de euros.
En el largo camino hacia la OPV, los planes de Aramco han ido cambiando hasta prácticamente el último momento. En abril de 2016, el príncipe heredero desveló las expectativas que tenía Arabia Saudí de cara a la operación: valoraba a la empresa en más de 1,8 billones de euros y quería sacar al mercado menos del 5% de Aramco.
Según el folleto de su salida a Bolsa, Aramco ofrecerá 3.000 millones de acciones, lo que representa un 1,5% del capital total. Los títulos tendrán un precio de entre 30 y 32 riales (7,22 euros y 7,7 euros), un hecho que dejaría a la compañía valorada entre 1,44 y 1,53 billones de euros. Con estos parámetros, Aramco puede recaudar entre 21.706 y 23.062 millones de euros.
En la parte baja del rango de precios fijado para la OPV, la salida a Bolsa de Aramco corre el riesgo de no lograr el título de OPV más grande de la historia al no superar los 22.589 millones de euros obtenidos por Alibaba en su debut en la Bolsa de Nueva York en septiembre de 2014. El precio de Aramco se conocerá el próximo cinco de diciembre.
Además de la valoración de la compañía, Aramco también ha rebajado expectativas sobre el mercado para su estreno bursátil. En un primer momento, la Bolsa elegida para el debut era la de Londres y estaba dirigida a inversores internacionales. Finalmente, Aramco cotizará en Tadawul, la principal Bolsa de Arabia Saudí, y las condiciones para poder comprar sus acciones se han visto muy restringidas a favor de los inversores minoristas locales en detrimento de los internacionales.
“Los inversores individuales están conformados por nacionales de Arabia Saudí (...), cualquier persona no saudita residente en el reino y por los ciudadanos del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo con cuenta en alguna de las entidades receptoras”, expone Aramco en el folleto. Con entidades receptoras, la empresa se refiere a 13 entidades financieras de origen saudí.
Este hecho dificulta la colocación de las acciones. Del 1,5% que el reino saudí sacará a Bolsa, hasta un 0,5% ha sido reservado a pequeños inversores y el 1% restante ha quedado para inversores institucionales. El pasado jueves, fuentes bancarias informaban a Reuters que el tramo institucional ya estaba sobresuscrito. “El tramo minorista ha recibido un poco más de 10.000 millones de riales (2.409 millones de euros) hasta el momento”, aseguraba entonces la fuente a la agencia de noticias.
Los inversores institucionales todavía pueden presentar ofertas hasta el cuatro de diciembre y los minoristas tienen de plazo hasta el 28 de noviembre. Para cumplir la meta de colocar el 0,5% en el tramo minorista, faltarían por recoger entre 4.826,3 millones de euros y 5.278,33 millones en función del precio final.
Otro acontecimiento que da idea de cómo la operación ha quedado convertida en un asunto más local es el papel que ocupan los grandes bancos. Grandes firmas como JP Morgan, Bank of America o Citigroup han ejercido de coordinadores globales, pero en el último tramo, quedaron relegados y solo dos bancos saudíes y HSBC pueden tramitar de forma directa órdenes de inversión según Bloomberg.
Los riesgos de invertir en Aramco
Riesgo político
En su folleto de la OPV, Aramco reconoce una serie de riesgos. Entre ellos, admite que el Gobierno de Arabia Saudí seguirá siendo el accionista de control de la compañía. “Si los intereses del Gobierno entran en conflicto con el de los accionistas minoritarios, los minoritarios pueden estar en desventaja”, señalan. Por otro lado, Aramco recuerda que el Gobierno puede usar recursos de la compañía para cumplir los objetivos del país. En el pasado, el Gobierno construyó grandes infraestructuras con ellos.
Riesgo de ataques
Las instalaciones de la compañía han sido objeto de ataques terroristas en múltiples ocasiones. El más reciente tuvo lugar en septiembre, cuando unos drones explotaron en el mayor campo petrolífero del grupo y en su más importante refinería. El campo produjo en 2018 1,45 millones de barriles al día y la refinería procesó el 50% del total del crudo de Aramco.
Riesgo de operar en Tadawul
Al estar listadas en la principal Bolsa de Arabia Saudí, las acciones de Aramco se negociarán en riales. “No hay garantía de que los inversores internacionales puedan conseguir la cantidad de riales deseada en cada momento”. Tadawul también tiene particularidades a la hora de funcionar: las acciones no pueden variar más de un 10% en una misma sesión, si se supera el límite, no se opera más hasta el día siguiente.