Al plan de fibra gratis de los laboristas le falta un hervor
No está claro cuánto recaudaría gravando a las tecnológicas por su negocio en Reino Unido
British Broadband (Banda ancha británica) es un título aliterado y pegadizo, pero eso es todo. El Partido Laborista anunció el jueves que quiere nacionalizar la red del proveedor de telecomunicaciones BT con el fin de ofrecer gratis a todo el mundo conexiones de fibra óptica rápidas. La titularidad estatal podría solucionar el retraso de la infraestructura de comunicaciones del país. Pero la promesa de navegación gratuita por la web corre el riesgo de acabar como experimentos previos fallidos de propiedad pública como British Coal (extracción de carbón) o el fabricante de automóviles British Leyland.
La propuesta del líder laborista, Jeremy Corbyn, trae los relativamente pobres niveles de conectividad de Gran Bretaña al corazón de las elecciones del 12 de diciembre. La red de fibra de BT alcanza actualmente a solo 1,6 millones de hogares, el 9% del total y muy por detrás de España y Francia. La empresa podría impulsar la inversión, pero necesita proporcionar un retorno a los accionistas. La nacionalización de la red Openreach de BT permitiría al Estado completar la tarea.
Pero es una propuesta muy cara. Openreach obtuvo 2.400 millones de libras (2.800 millones de euros) de ebitda en el año hasta marzo. Valorada en el múltiplo de 5 veces que los inversores adjudican a la totalidad de BT, su recompra podría costar a los contribuyentes 12.000 millones de libras (14.000 millones de euros). Los laboristas calculan que la ampliación de la red de fibra a 18 millones de hogares costaría 20.000 millones de libras (23.000 millones de euros) adicionales. El consejero delegado de BT, Philip Jansen, dice que la factura sería el doble de alta.
Pero el Partido Laborista lleva la idea más allá al prometer proporcionar banda ancha de fibra a toda la población de forma gratuita. Eso aumenta los costes. Corbyn calcula que el coste de funcionamiento de la red de fibra es de solo 230 millones de libras (270 millones de euros) al año. El mantenimiento de la fibra es más barato que el de las viejas redes de cobre, pero eso sigue siendo difícil de cuadrar con los gastos operativos anuales de Openreach, que ascienden a unos 2.600 millones de libras (3.000 millones de euros).
Para pagar el despilfarro, el Partido Laborista quiere gravar a multinacionales como Amazon en función de su presencia en el Reino Unido, en lugar de en función de las ganancias que reportan localmente. No está claro cuánto se recaudaría con eso. Tampoco lo está la cuestión de compensar a los proveedores de banda ancha rivales del Reino Unido, como Liberty Global y Sky, propiedad de Comcast, cuyos negocios quedarían probablemente arrasados.
Las encuestas sugieren que las posibilidades de que el Partido Laborista forme un Gobierno que pueda implementar el plan son escasas. Eso ayuda a explicar la caída del 1,15% de las acciones de BT el viernes. A la política británica le vendría bien un debate saludable sobre sus necesidades de banda ancha. Desafortunadamente, a la idea de un internet gratuito para todos le falta un hervor, y eso socava la discusión.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías