Jim Simons, el matemático que inventó el grial financiero
Uno de sus colaboradores es donante de Trump y de la campaña a favor del Brexit
James H. Simons (Newton, Massachusetts, 1938) ha tenido muchas vidas en sus 81 años de vida. Matemático brillante, aventurero y empresario en Colombia, hacker para el Ejercito de Estados Unidos, filántropo, donante del Partido Demócrata y, por su puesto, el mejor inversor de toda la Historia.
Con 20 años, se graduó en matemáticas en el prestigioso M.I.T. y tres años después obtuvo el doctorado en la Universidad de Berkley (California). Su ámbito de especialización fue la topología. La teoría Chern-Simons (sobre topología cuántica tridimensional) le granjeó un amplio reconocimiento académico. Esta teoría se sigue utilizando, aún hoy, casi 1.000 veces al año, en artículos científicos.
Con 26 años fichó por la Agencia de Seguridad Nacional (la NSA, que depende del Ejército de Estados Unidos) para ayudar a descifrar códigos los códigos de comunicaciones de la Unión Soviética, en plena Guerra Fría. Seguía así los pasos del legendario matemático Alan Turing durante la Segunda Guerra Mundial, que logró destripar las claves nazis (la máquina Enigma).
Con solo 30 años, Simons fue escogido por el rector de la Universidad Stony Brook (en Long Island, al norte de Nueva York) para crear y dirigir un nuevo y prestigioso departamento de matemáticas. Allí consiguió reunir a algunas de las cabezas más brillantes del país.
A finales de los 70, Simons se aburría. Tenía tres hijos cerca de los 40 años y había conseguido todo lo que se proponía. Necesitaba nuevos retos, así que decidió probar suerte con las inversiones financieras, un ámbito completamente ajeno a él. Al principio compatibilizó su nuevo hobby con sus responsabilidades académicas pero, tras divorciarse, decidió dedicarse al 100% a su nueva actividad: la gestora Renaissance Technologies.
Una de las capacidades más notorias de Simons, tanto en la NSA, como en Stony Brook o en Renaissance fue su habilidad para atraer y retener el talento, además de su pericia para construir equipos humanos que combinasen la cooperación con el afán de superación.
Desde que se retiró a los 72 años, con un patrimonio superior a los 20.000 millones de dólares, Simons se ha dedicado a navegar con yate Arquímedes (68 metros de eslora, valorado en 100 millones de dólares), a viajar en su avión privado por todo el mundo, y a convertirse en un filántropo a través de su fundación, que dona cientos de millones al año para pagar a profesores de matemáticas en escuelas públicas, para investigar sobre el autismo (su hijo Paul, que falleció atropellado con 34 años, tenía un trastorno en el espectro), y a financiar programas de astrofísica para tratar de descubrir el origen del universo.
Su antítesis
El reverso de Simons es uno de sus más estrechos colaboradores, Robert Mercer, a quien cedió en 2010 las riendas de Renaissance Technologies. Este matemático trabajaba en IBM antes de incorporarse en 1993 al misterioso hedge fund dirigido por Simons. Él, junto con Peter Brown, fueron quienes lograron que funcionaran las estrategias cuantitativas del fondo en Bolsa.
Con los bonús millonarios y sus participaciones en Medaillon logró una fortuna más de 100 millones de dólares. Tras retirarse, Mercer se convirtió en uno de los principales financiadores de la campaña del Brexit, de Donald Trump y de la web de ultraderecha Breitbart News.