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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un Gobierno capaz de traer confianza y reformar la economía

La caída de la demanda del crédito no es un indicador más, sino un aviso serio y poderoso de hacia donde está evolucionando la actividad

CINCO DÍAS

Las señales que confirman el proceso de desaceleración de las economías europeas no dejan de sucederse en los últimos tiempos, al igual que las previsiones que retocan (casi siempre a la baja) los pronósticos de crecimiento en la zona euro. En el caso de España, uno de los últimos indicadores publicado es la evolución del crédito a empresas y hogares, cuya demanda ha caído por primera vez desde el año 2013. Los datos, que forman parte de la encuesta sobre préstamos bancarios que publicó ayer el Banco de España, muestra un comportamiento de la demanda de crédito contrario al que se observa en el resto de Europa, donde el apetito por las hipotecas y por el crédito al consumo ha aumentado mientras el crédito a las empresas se mantiene sin cambios.

La explicación a esta caída en las peticiones de financiación tiene que ver con la creciente falta de confianza de las empresas y familias españolas, que temen un futuro que perciben como incierto y prefieren ahorrar a gastar. Una dinámica que se retroalimenta, porque si la desconfianza en la economía retrae el consumo, la caída del consumo agrava y acelera el enfriamiento económico. De los datos del Banco de España se desprende también que la disminución de la demanda, en el caso de los préstamos hipotecarios, está relacionada también con los recientes cambios regulatorios y con el recurso a entidades no bancarias para obtener crédito.

La caída de la confianza y su reflejo en el crédito no constituye un indicador más, sino un aviso serio y poderoso de hacia donde está evolucionando la economía. Tanto las empresas como las familias tienen razones objetivas para modificar sus patrones de gasto frente a un escenario económico en el que se suceden los signos de enfriamiento y un panorama político en el que se multiplican los focos de inestabilidad. Mientras fuera de nuestras fronteras el Brexit y la guerra comercial continuan tensionando los mercados, en nuestro país la crisis política, con una Cataluña en llamas y un Gobierno en funciones, no contribuye a facilitar la recuperación de la fe en el futuro. España necesita cuanto antes recuperar una calma y un equilibrio políticos que resultan fundamentales para garantizar la normalidad de las relaciones económicas y dotarse de un Gobierno lo suficientemente sólido como para mantener la estabilidad del país y afrontar las reformas estructurales que la economía necesita para afrontar el futuro y seguir creciendo.

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