No omitas estos conceptos. Podrías estar haciendo mal tus facturas
Existe un reglamento de facturación en España que recoge todos los elementos que debe contener una factura para que sea completamente válida.
Tanto las empresas como los trabajadores autónomos se enfrentan durante cada mes a la tarea de realizar facturas. Estos documentos deben contener unos datos esenciales sin los cuales la factura no sería válida. De hecho, Hacienda entiende que una factura es correcta cuando contiene ese contenido mínimo obligatorio.
Una factura correcta debe contener el número de serie, la fecha, los datos de facturación tanto del que la emite como del que la recibe, la descripción de la actividad por la que se emite la factura, así como la base imponible y los impuestos aplicables.
A la hora de hacer una factura es imprescindible incluir en ella la base imponible. La base imponible es el precio del producto o servicio que se ha ofrecido pero sin incluir los impuestos. Esto es algo que se debe desglosar en la propia factura.
Impuestos
Asimismo, se debe añadir a la factura la cuota tributaria. Esta cuota es el IVA que se debe aplicar al precio del producto. Dependiendo del producto, el IVA podrá ser del 4%, del 10% o del 21%. Junto a esto no hay que olvidar incluir el tipo impositivo, que es justamente ese porcentaje de impuesto que se debe aplicar al bien o servicio. El tipo impositivo se debe aplicar tanto para el IVA como el IRPF, si es que apica. Este último impuesto debe reflejarse solo en aquellas facturas emitidas por profesionales autónomos, no por empresas.
La factura debe contener también el sujeto pasivo. El sujeto pasivo es quién emite la factura. De manera que la factura debe incluir todos los datos fiscales de esa persona, ya que es quien estará obligado a abonar a Hacienda tanto el IVA como el IRPF de la factura.
Las facturas deben llevar referido el año fiscal. Este, por ejemplo, en España siempre corresponde al año natural que esté en curso en el momento de emitir la factura. A su vez, en las facturas figura la cuota deducible, esto es, el porcentaje que el autónomo o el empresario se puede deducir a la hora de realizar las declaraciones del IVA y del IRPF. Por otro lado, se debe incluir siempre el domicilio social de la empresa o del profesional, que es donde éste realiza su actividad profesional. El lugar que tiene declarado a Hacienda.