España busca 300 compradores internacionales de vino
Una ambiciosa feria en Barcelona atraerá a potenciales clientes, ya que España produce unos 44 millones de hectolitros, consume 10 en el mercado interior y exporta 21 millones
España necesita vender más vino. A pesar de que se han hecho los deberes en exportación, las cifras alcanzadas no son suficientes. Con una superficie de 953.000 hectáreas dedicadas al viñedo, se elaboran entre 40 y 44 millones de hectolitros, de los cuales 10 se consumen en territorio nacional, y unos 21 millones se venden entre 190 países, según datos del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV).
“Exportamos el doble de lo que se consume en España, por lo que la internacionalización es de nota, pero entre nuestros retos debemos generar mejor valor e imagen, ya que el vino que producimos cada vez se consume de forma generalizada en el mundo”, aseguró este lunes Rafael del Rey, director de la citada institución, durante la presentación en el Casino de Madrid de Barcelona Wine Week (BWW), una feria que se celebrará del 3 al 5 de febrero del año próximo, organizado en Fira de Barcelona por Alimentaria Exhibitions.
El objetivo de este salón es reunir a la mayor parte de las regiones vitivinícolas del país, con el fin de mostrar la diversidad y calidad del mercado actual, dando cabida a todo tipo de bodegas y especialidades. “Queremos ensalzar el mercado vitivinícola, que sea una plataforma internacional de negocio, ya que pretendemos que haya presencia de operadores internacionales, y detectar e identificar a 300 compradores internacionales de alto nivel, procedentes de 37 países considerados estratégicos para el sector”, afirmó José Antonio Valls, director de Alimentaria Exhibitions. Estos posibles compradores procederán de Reino Unido, Alemania, Holanda, Bélgica, Rusia, Suiza, Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, China-Hong Kong, Japón e India, y el objetivo es que cada uno de ellos, durante la feria, realice un mínimo de 10 reuniones con los expositores seleccionados.
El salón BWW cuenta con un presupuesto de 500.000 euros, que se destinarán principalmente a partidas de captación de estos potenciales compradores de vino, entre las que se incluyen además acciones indirectas como road shows internacionales con el fin de identificarlos. Además, la organización de BWW avala la presencia de un millar de profesionales nacionales con poder de decisión y de compra acreditados a través del programa VIP Buyers.
A pesar de los logros conseguidos de lo que se trata es de vender más y mejor, a través de una estrategia de comunicación en la que se resalte el valor y la singularidad de los vinos españoles. Así lo manifestó Ferran Centelles, sumiller de elBullifoundation y especialista regional de España para Jancis Robinson, quien resaltó la necesidad que tiene España de explicar el legado de los viñedos viejos. “Tenemos que tener mejor imagen, pero también podemos copiar lo que se hace en otros países”. Y puso como ejemplo el caso de los vinos de Châteauneuf du Pape, región vinícola del Ródano, cuyas botellas llevan un supuesto sello Papal: “Es la región más sobrevalorada del mundo, y aunque allí no hay castillos ni Papas, han sabido buscar estrategias comunes para vender y crear una imagen, de ensalzar cosas que generen valor, y eso no debe hacerlo solo una bodega sino que es un trabajo conjunto”, señaló Centelles.
A su lado, Josep Roca, copropietario y sumiller de El Celler de Can Roca, asentía. “Lo importante es tener una comunicación más globalizadora e integradora, tenemos que ofrecer sabiduría, construir un relato, un mensaje, y ayudar a la generación joven a sacar a la luz ese patrimonio de vino viejo. Porque nunca se nos ha reconocido tanto como ahora ni habíamos tenido tanta proyección, y desde la Administración tienen que colaborar apoyándose en gente con talento, buscando sinergias”, argumentó Roca, quien recomendó al sector no pensar tanto en la tradición sino en la superación.
Y puso como ejemplo el de Francia e Italia, que se apoyaron en el valor de la gastronomía para vender el vino por el mundo. O el de Chile, “un monstruo que nació en los años 70, con apenas 15 empresas y el apoyo de Miguel Torres [bodeguero español], además de las facilidades para producir y vender, con menos burocracia”, apuntó el sumiller, que insistió en la importancia de vender los viñedos viejos del territorio español, como también los hacen en Chile y Australia. “También nos diferenciamos en tener más viñedos en zonas montañosas, como Suiza, además de contar con todas las variedades de uva en altura, y de canales de viñedos sanos y con menos intervención, pero la diferencia también está en la dignidad, en la honestidad y en la transparencia, porque entre los grandes retos está la revolución humanista”. Incluso en la viña.