Yasir Al Rumayyan, un experto en mercados para la gran OPV de Aramco
El nuevo presidente de la petrolera saudí ha manejado con éxito el fondo soberano del país
Un experto en mercados e inversión para sacar por fin Aramco a Bolsa, que además es íntimo del príncipe heredero saudí. Yasir Al Rumayyan (1970) es el nuevo presidente del consejo del gigante petrolero estatal Saudi Aramco, y en pocos días al frente de él ya está acelerando el proceso de OPV.
Su nombramiento en lugar del hasta ahora poderoso Khalid Al Falih, que compaginaba el puesto con el Ministerio de Energía, deja clara la hegemonía del príncipe Mohamed Bin Salmán, y también que el incierto mercado bursátil requiere de la experiencia de Al Rumayyan al frente del soberano Fondo de Inversión Pública (FIP) para que la emisión tenga éxito.
El directivo, casado con Aisha Al Kahmoos, es asesor de la realeza saudí desde 2015, compaginará la jefatura de Aramco con la del fondo soberano, y con su presencia en el consejo de Uber (en la que invierte el FIP) y del grupo japonés SoftBank (socio inversor del FIP). Al Rumayyan, a diferencia de muchos altos ejecutivos de los países de Oriente Próximo, que solo han trabajado en empresas públicas y que tienen vínculos familiares con sus casas reales, tiene currículum en el sector privado.
Se licenció en Contabilidad por la Universidad Rey Faisal e hizo un MBA en Harvard. Comenzó su carrera en el Saudi Hollandi Bank (ahora Alawwal Bank), convirtiéndose en jefe de corretaje internacional antes de pasar al regulador del mercado saudí, CMA, donde fue jefe de cotizaciones de valores.
Entre 2011 y 2015, Al Rumayyan fue consejero delegado de Saudi Fransi Capital, la rama de banca de inversión de Banque Saudi Fransi, filial en el país de Crédit Agricole. Durante su mandato, Saudi Fransi se pasó al trading online y firmó un acuerdo de cooperación con BlackRock.
Durante un año, además, Al Rumayyan perteneció al consejo de la Bolsa de Valores de Arabia Saudí. Pero su cargo más importante ha sido dirigir el fondo soberano saudí, el FIP, desde 2015, con el mandato de buscar inversiones internacionales con potencial para la transferencia de conocimientos y tecnología a la economía nacional.
“En todo Oriente Próximo quieren pasar del modelo económico del oil (petróleo) al smart oil (petróleo inteligente)”, explica Emilio Escartín, profesor de Finanzas Islámicas del IE Business School. Es decir, buscar alternativas al modelo basado en el crudo.
Bin Salmán intenta modernizar relativamente tanto la sociedad como la economía saudíes, en el marco de su programa de reformas Saudi Vision 2030. “Emiratos Árabes lleva cierta ventaja a Arabia Saudí, pero este tiene un músculo financiero mayor”, señala el experto. El asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul en octubre pasado puso los focos sobre el papel de Riad, pero las corrientes mundiales de la inversión han ahogado la polémica y las críticas.
El FIP maneja ya 320.000 millones de dólares en activos, En 2016, invirtió 3.500 millones de dólares en Uber. Al Rumayyan destacó entonces la importancia de aumentar la movilidad urbana y el empleo local. Y puso otros 45.000 millones en el entonces recién establecido Vision Fund de SoftBank, un vehículo de inversión enfocado en la tecnología, que le ayuda a atraer pequeñas empresas innovadoras a Arabia Saudí. En 2017, el FIP aportó 20.000 millones a un fondo de infraestructura conjunto con Blackstone en EE UU.
“Al Rumayyan ha tenido un papel muy importante en la estrategia de colocar el país en el mercado de capitales. Con su experiencia en empresas privadas, sabe asesorar al Gobierno sobre lo que busca un inversor, y está enfocado en la eficiencia y la búsqueda de rentabilidad”, detalla Escartín.
Ahora le toca pilotar la salida a Bolsa de Aramco, de la que ya era consejero desde hacía tres años. “Llevo oyendo hablar de la OPV desde 2014”, constata el profesor del IE. “Esperan al momento óptimo, en el que el precio del petróleo les favorezca”. Al Falih, el anterior presidente de Aramco, había mostrado en privado sus reservas hacia la operación por la incertidumbre del parqué, según el Financial Times.
El objetivo oficial es que la empresa sea valorada en 2 billones de dólares, pero los analistas rebajan esa cifra casi hasta la mitad. Después de sucesivos retrasos, se prevé que salga a Bolsa un 1% de la compañía antes de final de año, y otro 1% en 2020 (se llegó a hablar de sacar un 5%).
De ese modo, el Gobierno saudí seguirá manteniendo el control absoluto de la empresa, y obtendrá fondos para su plan de inversión global. Primero saldría en la Bolsa de Riad y luego probablemente en Tokio.
Al Rumayyan es presidente del consejo, pero Amin H. Nasser mantiene los puestos de presidente ejecutivo y consejero delegado. El papel del nuevo directivo será clave para entablar la red de contactos en los mercados imprescindible para sacar adelante una OPV compleja y gigantesca.
Cambio en el poder de Riad
Además de la presidencia de Aramco, Khalid Al Falih ha perdido el Ministerio de Energía, que pasa a manos de Abdulaziz Bin Salmán, medio hermano de Mohamed Bin
Esa división de poderes entre el Ministerio de Energía y Aramco es en principio positiva desde el punto de vista de la independencia de la gestión, y de cara a los inversores, pero en la práctica el poder lo ejerce el príncipe heredero.