Bitcóin, libra... ¿Hacia un mundo de criptodivisas?
La volatilidad del bitcóin pone en entredicho su capacidad para ser usado como modo de pago y con ello, su futuro Los reguladores financieros tienen la última palabra para determinar el futuro de la moneda virtual de Facebook
Con su declaración de intenciones de crear libra junto a otras 27 conocidas empresas, Facebook revolucionó por completo el mundo de las criptodivisas. Los mercados volvieron a fijar su atención en este tipo de activos y los reguladores sintieron por primera vez una acuciante necesidad de dedicarle una mayor atención a este mundo al ver la posibilidad de que libra se convierta en una auténtica divisa paralela a las controladas por los bancos centrales. El hecho no es algo baladí ya que, como demostraron las turbulencias en los mercados provocadas por los mínimos de 2008 que marcó el yuan frente al dólar a principios de agosto, las divisas son uno de los principales elementos de poder.
Mientras libra espera a recibir su veredicto, las criptomonedas continúan avanzando: Nueva Zelanda ha anunciado que permitirá que el pago de nóminas se efectúe con ellas, China asegura estar “cerca” de terminar el desarrollo de su propia divisa virtual con el fin de dejar obsoleto al dinero en efectivo y la capitalización total de este mercado alcanza los 266.663 millones de dólares. Con todo, el proyecto de Zuckerberg tiene visos de ser titánico debido a la enorme base de usuarios que tienen las distintas plataformas de Facebook por todo el mundo.
Para encontrar un ejemplo sobre cómo puede funcionar el pago a través de redes sociales a esta escala hay que mirar hacia China. Con más de 1.000 millones de personas usando la solución de pago de la aplicación de mensajería WeChat, WeChat Pay se ha convertido en una de las formas más populares de efectuar compras en los comercios del gigante asiático. “Hay una tendencia clara consistente en pagar en sitios donde la gente dedica tiempo, si estamos mucho en redes sociales, es normal que podamos comprar y pagar dentro de estas redes”, explica Íñigo Bañón Treviño, responsable de pagos global de BBVA, entidad aliada desde el pasado mes de junio con WeChat Pay.
El experto confía en que el pago en redes sociales continúe expandiéndose, ya sea mediante el crecimiento de WeChat Pay o a través de la llegada de elementos de su tecnología a otras redes sociales: “Instagram ya ha anunciado que se podrá comprar sin salir de la plataforma y WhatsApp ya ha lanzado pagos entre personas dentro de la red”, explica Bañón.
Dado que WeChat Pay no usa su propia moneda y libra todavía no ha llegado, en el mundo de las criptodivisas sigue habiendo un rey indiscutible: el bitcóin. En lo que va de año, acumula una revalorización del 182%, pero como viene siendo habitual, su volatilidad no se ha quedado atrás. “En los últimos tres meses, la volatilidad del bitcóin es diez veces superior a la registrada por el S&P”, apunta Nereida González, consultora del área de mercados de Analistas Financieros Internacionales. “El bitcóin acumula una volatilidad de cerca del 130%, cuando en el caso de una divisa débil como, por ejemplo, la lira turca, ronda el 60%”, expone Ignacio De La Torre, economista jefe de Arcano Partners.
Precisamente, esta característica intrínseca del bítcoin es el principal lastre para el futuro de las criptodivisas en opinión de los expertos. “El uso como medio de pago es reducido, la elevada volatilidad de su precio evita que puedan servir como reserva de valor, que es una de las principales características del dinero”, reflexiona González. “Se hacen menos pagos en bitcóin que con el franco suizo, su uso es irrelevante y con una capacidad de efectuar solo siete transacciones por segundo, no tiene potencial para sustituir a los medios de pago actuales”, apunta De La Torre.
En el caso de libra, esta importante limitación propia del bitcóin, su alta volatilidad, no estaría presente. Prevé contar con un tipo de cambio estable frente a las divisas tradicionales respaldado por una serie de activos de baja volatilidad como depósitos o bonos a corto plazo, lo que le daría más posibilidades de acabar convirtiéndose en un auténtico medio de pago.
Pero para que libra pueda ni siquiera llegar a ver la luz, antes deberá superar con éxito el estrecho escrutinio al que le han sometido los principales reguladores monetarios y bursátiles de todo el mundo. Y es que la participación de la empresa de Zuckerberg aporta ventajas a libra, pero también supone inconvenientes después de los escándalos relacionados con la privacidad de sus usuarios que ha protagonizado la red social. Por lo pronto, la Comisión Europea estaría analizando si el proyecto podría conducir a prácticas anticompetitivas debido, precisamente, al tratamiento que podrían dar las empresas impulsoras de libra a esos datos.
Facebook ya ha reconocido a la SEC, la CNMV de EE UU, que el lanzamiento de la divisa podría retrasarse e incluso cancelarse por la presión de las autoridades y su inexperiencia en el mundo de las criptomonedas. Las autoridades económicas de las principales economías del mundo, el G7, debatieron a principios de verano sobre las criptomonedas, y libra en particular, y concluyeron que “no se dan las condiciones para que la criptodivisa libra pueda ponerse en marcha” y que deberá “respetar las reglas de la lucha contra el lavado de dinero y de lucha antiterrorista que se imponen”. La última palabra por parte del G7 la tendrán los presidentes de los países, que se reúnen este fin de semana en Biarritz (Francia).
“Considero que libra puede tener la posibilidad de llegar a lanzarse con el visto bueno de Estados Unidos”, estima Clement Thibault, analista senior de Investing.com, “pero obtener ese visto bueno puede requerir llevar a cabo una serie de cambios tan drásticos que probablemente la libra que llegue no sea la libra que originalmente se pensaba”, prosigue.
Por su parte, Pedro Servet, consejero delegado de 25Delta EAF, se muestra menos optimista de cara a un hipotético visto bueno: “Veo muy difícil que las autoridades regulatorias y Gobiernos de los principales países permitan el crecimiento desorbitado de una moneda o método de pago que no puedan controlar, de modo que sus políticas monetarias quedarían obsoletas y por tanto, la gestión de las economías de los países occidentales”, opina el experto.
En la misma línea que Servet, se expresa De La Torre al considerar que la capacidad para generar dinero ha sido uno de los elementos más esenciales en la historia de la humanidad. “Pretender que los Estados acepten un nuevo método de pago es irreal, va a haber una hostilidad enorme por parte de los reguladores”, vaticina. El futuro de las distintas criptomonedas no queda claro todavía, pero los expertos coinciden en que en el caso de que no sobrevivieran las actuales, su tecnología sí puede dejar huella de cara a futuras iniciativas de éxito.