Yuccs, la zapatilla de lana merina, prueba un segundo tejido para 2020
La marca prevé triplicar sus ventas y abrir su primera tienda propia en Madrid
El próximo será un año clave para Yuccs, la marca española de zapatillas elaboradas con lana de oveja merina. En marzo tienen previsto lanzar una línea de calzado fabricado con un nuevo tejido en el que llevan un año investigando y hacia finales de 2020 abrirán su primera tienda propia en Madrid. Entremedias esperan organizar una segunda ronda de inversión que les ayude a terminar de consolidarse en el mercado.
¿Algas?, ¿celulosa?, ¿lana de alpaca?, ¿cachemira? Pablo Mas, fundador y CEO de Yuccs, no suelta prenda sobre la nueva materia prima que están probando. Únicamente adelanta que se trata de una fibra “mucho más transpirable” en épocas cálidas del año que la lana merina, sin que eso signifique que esta última no pueda usarse en verano.
“En España, por desconocimiento, asociamos la lana merina con la gruesa y áspera que se usa en guantes y abrigos, cuando en realidad es tres veces más fina que la convencional”, asegura.
Defiende, además, que se trata de una fibra cinco veces más delgada que el pelo humano, con la cual es posible crear un tejido delicado, resistente, suave, con propiedades antibacterianas, capaz de minimizar los malos olores y autorregular la temperatura del pie: “En verano evapora las partículas de sudor y en invierno lo mantiene calientito”, explica.
Mas, un licenciado en Administración y Dirección de empresas de 29 años, encontró que este tejido calzaba a la perfección con el concepto que quería desarrollar en su primera experiencia emprendedora: zapatillas hechas con materiales sostenibles y producción local que puedan interesar a una nueva generación de consumidores preocupados por el medio ambiente, sobrios y ajenos a las modas, a los que un medio en EE UU ha bautizado como yuccies, acrónimo de Young Urban Creatives. De ahí el nombre elegido para la marca.
Mas, quien anteriormente trabajó para Camper como director de costes de producción, negociando precios con sus proveedores asiáticos, montó Yuccs en mayo de 2018 con una inversión inicial de 15.000 euros. Meses después logró una ampliación de capital de 50.000 euros, con la que completó los 65.000 que necesitaba para confeccionar el prototipo.
Tras un año y medio de desarrollo, en el que contó con la colaboración del instituto de investigación textil Aitex, con sede en Alcoy (Alicante), el emprendedor palmesano lanzó sus zapatillas en diciembre pasado. Desde entonces lleva vendidos más de 3.500 pares por un total de 300.000 euros.
“Nuestro objetivo para el cierre de este primer año es superar el millón de euros y en 2020 esperamos triplicar esa cifra”, señala.
En mayo pasado cerró una primera ronda de financiación en la que captó 300.000 euros. La startup ha invertido este dinero, aportado en su totalidad por la familia Sakovics Matutes, en su entrada en Alemania. “Por la filosofía del producto, es el mercado europeo donde tenemos más posibilidades de ser escuchados”, comenta.
La compañía, que de momento solo vende por internet, ha habilitado una versión en alemán de su página web y organizado un equipo de teleoperadores para atender a los clientes germanos desde Mallorca. Además, negocia acuerdos con empresas de paquetería para que se encarguen de enviar los pedidos.
En cuanto a su modelo de distribución, explica que los márgenes en calzado son muy bajos, casi inexistentes y, por eso, prefieren saltarse intermediarios vendiendo directamente a través de su web, aunque tampoco se cierran a colocar un pequeño lote en tiendas multimarca.
“De ahí también la necesidad de sacar ediciones limitadas que nos ayuden a incrementar el volumen de producción”, afirma. En ese sentido, se han propuesto lanzar un producto nuevo por año, pero fabricado siempre con un material “totalmente disruptivo”.
Proveedores
A pesar de que la oveja merina es autóctona de España, a Yuccs le ha costado trabajo encontrar ganaderos que puedan abastecerle de lana en las cantidades y calidades requeridas, por lo que han empezado importándola de Australia e Inglaterra.
“La aparición del poliéster afectó mucho a los ganaderos que empezaron a mezclar razas y producir para la industria cárnica. Hoy queda un poco más de un millón de cabezas”, estima.
La empresa lleva un tiempo colaborando con la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Merina en la recuperación de la raza. Fruto de este esfuerzo, el próximo año esperan producir únicamente con lana española.