El peronismo, a un paso de lograr la presidencia argentina tras la dura derrota de Macri
Alberto Fernández, candidato de Cristina Kirchner, gana por 15 puntos en las elecciones primarias
Argentina, país impredecible. Ni los opositores más optimistas, ni tampoco ninguna empresa encuestadora previeron una victoria tan amplia del peronista Alberto Fernández sobre el presidente y candidato a la reelección, Mauricio Macri, en las elecciones primarias de este domingo. El Frente de Todos, que postula a Fernández como candidato a presidente y a Cristina Fernández de Kirchner como candidata a vicepresidenta, obtuvo el 47,3% de los votos, 15 puntos porcentuales más que Macri, lo que deja a la fórmula peronista a un paso de lograr la presidencia en las elecciones generales de octubre.
"Quédense tranquilos: nunca fuimos locos gobernando. Siempre arreglamos los problemas que otros generaron", manifestó Fernández, que necesita llegar al 45% u obtener entre el 40% y el 45% y una diferencia de al menos 10 puntos sobre el segundo en octubre para ganar en primera vuelta. "A partir de hoy se terminó el concepto de venganza, de grieta y de cualquier cosa que nos divida", añadió el candidato peronista, que fue jefe de ministros -un cargo equivalente al de primer ministro- entre 2003 y 2008, durante los Gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner.
Fernández, de 60 años, triunfó en 22 de las 23 provincias argentinas. La victoria solo le fue esquiva en Córdoba, la segunda provincia más poblada del país, y en la Ciudad de Buenos Aires, la capital de Argentina, donde Macri fue alcalde entre 2007 y 2015. En la provincia de Buenos Aires, que concentra casi el 40% de los votantes, el exministro superó el 50% de los votos y logró una diferencia mayor a los 20 puntos sobre el presidente.
Una debacle que el Gobierno ni siquiera pudo evitar a través de la gobernadora provincial, María Eugenia Vidal, una de las personalidades que cuenta con mayor imagen positiva en la nación sudamericana. Vidal, la candidata de Macri para la reelección, fue derrotada por el candidato del Frente de Todos, Axel Kicillof, quien fuera ministro de Economía en los últimos años del Gobierno de Cristina Kirchner, por 17 puntos porcentuales.
Los resultados se hicieron esperar y las críticas de la oposición y de la prensa no tardaron en hacerse oír. El Ministerio del Interior había asegurado durante la semana previa que a las 21.00 (hora argentina) iban a estar los primeros datos, pero cuando Macri apareció en escena para hablar ante sus militantes, a las 22.30, todavía no había ningún dato publicado.
"Hemos tenido una mala elección", reconoció el presidente. "Me duele en el alma que hayan habido tantos argentinos que crean que hay una alternativa volviendo al pasado. A partir de mañana tenemos que trabajar para revertir la situación", sostuvo el mandatario sin poder disimular su decepción. "En octubre se van a definir los próximos 30 años de la Argentina", lanzó al final de su alocución.
El presidente había admitido la derrota, pero los datos seguían sin aparecer. Los periodistas se escandalizaban en los canales de televisión y el Frente de Todos pedía, "por respeto a todos los argentinos" que aparezcan los números, por intermedio de un vídeo de Cristina Kirchner desde la provincia de Santa Cruz -no estuvo en el acto en Buenos Aires porque cuenta con domicilio en esa provincia y no había vuelos por la tarde para volver de la provincia ubicada en la patagonia a Buenos Aires-.
Media hora después comparecía el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, para brindar los datos oficiales. Con más del 50% de las mesas escrutadas, el ministro informaba que el peronismo superaba el 45% de los votos y obtenía una diferencia de 13 puntos sobre Macri. A partir de ese momento comenzaban los festejos en búnker del Frente de Todos -a pesar de ya que reinaba el optimismo hacía horas- y los cánticos de "vamos a volver", según mostraban las televisiones argentinas. Los festejos continuaron por horas.
El resto de candidatos
La elección, realizada en un contexto de crisis económica, estuvo marcada por la polarización entre el Gobierno y el Frente de Todos, que acapararon, entre ambos, el 80% de los votos. En tercer lugar se ubicó la candidatura centrista del exministro de Economía de Nestor Kirchner Roberto Lavagna, quien consiguió el 8,3% de los votos. El cuarto lugar fue para el Frente de Izquierda, de ideología trotskista, que obtuvo el 2,9%. Más abajo apareció la candidatura ultraderechista del exmilitar Juan Gómez Centurión (2,6%) y la opción ultraliberal de José Luis Espert (2,2%). El resto de los aspirantes a la presidencia no alcanzó el piso del 1,5% que habilita a competir en las generales de octubre. Las elecciones contaron con una participación del 75% de los ciudadanos habilitados para votar.