El fracaso en la investidura da pie a otra incierta tentativa en septiembre o a las urnas en noviembre
Las Cortes se disolverán en el plazo de dos meses si el Parlamento no nombra antes a un presidente del Gobierno
El próximo domingo 10 de noviembre quedó marcado ayer en el calendario político como posible fecha para las próximas Elecciones Generales, las cuartas que se celebrarían en España en solo cuatro años, si el Parlamento no logra investir antes a un presidente del Gobierno.
Esto es así porque el debate de investidura, más allá de haber servido para mostrar la fragmentación de la Cámara Baja y la incapacidad del bloque de izquierdas para pactar un Ejecutivo de coalición, pone en marcha el reloj de la repetición electoral. En concreto, la legislación marca que las Cortes deben quedar disueltas si no se forma Gobierno tras dos meses desde el arranque del debate, lo que pone como fecha límite el próximo 23 de septiembre.
De ser así, el Boletín Oficial del Estado (BOE) recogerá al día siguiente un real decreto de convocatoria electoral que, al producirse por el fracaso de la investidura, rebaja de 54 a 47 días el plazo para sacar las urnas (y de 15 a ocho días la duración de la campaña electoral).
Aunque inciertas, no obstante, hasta la tercera semana de septiembre habría opciones para evitar unos nuevos comicios. El Rey Felipe VI recibirá hoy a primera hora en el Palacio de la Zarzuela a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, que le informará del fracaso de la investidura. A partir de ahí, el jefe del Estado decidirá si convoca una nueva ronda de consultas con los diferentes líderes políticos de forma inmediata, o bien da antes un margen prudencial, a fin de evaluar si hay algún candidato con opciones de ser investido
Al contar el PSOE con 123 escaños, casi el doble que los 66 de la segunda fuerza política (el PP), lo más probable es que el Rey permita a su líder, Pedro Sánchez, impulsar una nueva tentativa de investidura. Dado el rechazo frontal de PP y Ciudadanos a un pacto con el PSOE, es de esperar que Sánchez vuelva a mirar a la izquierda de la Cámara a la hora de buscar los apoyos que requiere. Desde PSOE y Unidas Podemos veían margen ayer para iniciar una nueva negociación, esta vez con varias semanas por delante, a fin de tratar de llegar con un acuerdo cerrado al siguiente debate, seguramente ya en septiembre.
“Septiembre nos complica la vida a todos y no hace falta ser Noam Chomsky para saberlo”, advirtió ayer el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, en referencia al célebre politólogo estadounidense. El problema al que alude es que entre septiembre y octubre se espera que el Tribunal Supremo dicte la sentencia por el juicio del procés. Una causa en la que el líder de ERC, Oriol Junqueras, actualmente en prisión preventiva, se juega una condena 25 años de cárcel por rebelión, agravada con malversación de caudales. Un fallo en contra podría enardecer a las bases del partido impidiendo que sus diputados se abstengan para facilitar la investidura, como sí hicieron ayer.
Como Sánchez puede contar por seguro con los 155 votos en contra de PP, Cs, Vox, Junts per Catalunya, Navarra Suma y Coalición Canaria (si su pacto es con Podemos), la abstención de los 14 diputados de ERC (el decimoquinto es Junqueras) sería clave para ganar con los 167 votos de PSOE, Podemos, Compromís y el partido cántabro.