La bajada en la valoración de Santander parece algo anticuada
La entidad presidida por Ana Botín apuesta decididamente por sus activos en Latinoamérica, que por ahora permiten aumentar los ingresos un 3% interanual
Banco Santander ha diseñado planes de crecimiento en Latinoamérica y de reducción de la exposición a Europa. Los resultados del primer semestre del año justifican ese giro estratégico. La entidad presidida por Ana Botín está menos enredada que sus homólogos europeos en tipos de interés más bajos en plazos más largos, lo que reduce los márgenes de crédito y dificulta el crecimiento. Los principales ejemplos de este problema son el Reino Unido y España, los mayores mercados regionales del prestamista con sede en Madrid, donde los ingresos del primer semestre cayeron un 8% y un 1%, respectivamente, en términos interanuales. Sin embargo, esta evolución se ve más que compensada por el buen comportamiento de Brasil y México, que permiten aumentar los ingresos del grupo un 3% interanual en moneda constante, compensando con creces el incremento del 2% de los gastos de explotación subyacentes.
Botín debe seguir en esta línea si quiere que Santander alcance su ambicioso objetivo de rentabilidad del 13% o el 15% sobre los fondos propios tangibles a medio plazo. El aumento de las sinergias derivadas de la integración de Banco Popular en España y de un programa de reestructuración en el Reino Unido implica que la mayor parte de la mejora de la rentabilidad en Europa procederá de la reducción de costes. Por el contrario, el banco debería contar con una demanda creciente de crédito en Latinoamérica, en particular en Brasil, que representó el 29% de las ganancias en el primer semestre.
El resorte latino podría verse eclipsado, sin embargo, por una pelea con el exbanquero de inversiones de UBS Andrea Orcel, quien está reclamando a la entidad 100 millones de euros en daños y perjuicios por presunto incumplimiento de un acuerdo para nombrarlo director general.
Un ROTE anual del 11% en el primer semestre sugiere que la acción de Santander podría cotizar por encima del valor contable tangible, asumiendo un coste de los fondos propios del 10%, en lugar de una valoración actual cercana a 0,9 veces el valor contable. Si lo logran, ello ayudará a mantener a los accionistas de su parte.