Mirar con valentía hacia un futuro sostenible
El modelo de transición a una economía descarbonizada debe ser ecológico, pero también justo
Ya nadie pone en duda a estas alturas que la descarbonización es el camino a seguir, no solo para avanzar hacia un futuro mejor, sino, lo que es más importante, para asegurar ese futuro.
El Gobierno español, a través del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, está dando decididos y certeros pasos para liderar el proceso de transición energética que debe favorecer la penetración de las energías renovables y una mayor eficiencia energética.
En este itinerario no debemos caer en la tentación de aferrarnos al pasado, a las tecnologías que por dominadas, nos ofrecen seguridad y comodidad en el corto plazo, pero siembran de incertidumbre nuestro porvenir y el de nuestros hijos. Y es sorprendente que en la actual situación, hay quienes todavía abogan por no renunciar a ninguna energía, por apurar hasta la última gota de las fuentes contaminantes heredadas del siglo pasado.
No es ese el camino a seguir, sino el que entronca con ideas como la bioeconomía y la economía circular. Porque debemos apostar por una nueva economía en la que la energía sea renovable; en la que seamos capaces de reutilizar y dar un nuevo valor a las materias primas; en la que combatamos la ineficiencia y el desperdicio.
El modelo de crecimiento basado en energías renovables y la descarbonización de la economía, requerirá sin duda un proceso de cambio en nuestro patrón de desarrollo, de consumo y de pensar. Será necesario revisar lo que hasta ahora hemos hecho para ser capaces de corregir los errores, de aprender, de escuchar a todos los agentes y, de ese modo, atrevernos a innovar.
Esta transición deberá de ser, además de ecológica, justa, acompañando en este proceso a los trabajadores y a las regiones que han basado su economía en los modelos que ya forman parte del pasado. En efecto, para caminar con decisión y valentía hacia la nueva economía debemos poner el foco en las personas y en los territorios, de forma que el crecimiento sea necesariamente responsable y sostenible. Habrá que disponer, por ello, del tiempo suficiente para que estos trabajadores puedan adaptarse, formarse y capacitarse para este nuevo escenario, de tal modo que nadie se quede atrás por el camino.
Debemos mirar con valentía hacia el futuro; debemos ser capaces de desprendernos de pesadas mochilas que solo dificultan que lleguemos a nuestro destino, que no es otro que la descarbonización y los objetivos acordados en la cumbre de París.
Y vamos por buen camino, como prueba la acogida en Bruselas al PNIEC presentado por el Gobierno español y que se ha señalado como ejemplo a seguir. Estamos ya en una senda en la que no debe haber marcha atrás ni medias tintas. Se trata de una tarea en la que todos –agentes sociales, económicos y políticos– debemos estar comprometidos e involucrados, porque lo que nos jugamos es demasiado importante. Miremos con valentía hacia un futuro sostenible. El camino está marcado.
Ignacio Colmenares es Presidente de Ence Energía y Celulosa