Las enormes oportunidades del acuerdo con Mercosur
El pacto supondrá un ahorro de 4.000 millones para las empresas europeas
El viernes 28 de junio, la UE y los cuatro países de América del Sur que componen el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) alcanzaron un acuerdo histórico para derribar barreras comerciales e instaurar normas comunes sólidas. Como todos los acuerdos comerciales, el Mercosur ofrece a las empresas de la UE la posibilidad de vender sus bienes y servicios en mercados extranjeros. Sin embargo, cuando esos mercados contienen alrededor de 260 millones de personas, la atención está garantizada.
La UE está ahora en una posición inmejorable para aprovechar estos mercados en expansión. Los cuatro países siguen estando efectivamente cerrados a nuestros competidores, que seguirán enfrentándose a elevados aranceles. Para nuestras empresas, supondrá un ahorro de más de 4.000 millones de euros, cuatro veces más que con nuestro reciente acuerdo con Japón.
El acuerdo también es beneficioso para las empresas europeas que prestan servicios de telecomunicaciones, financieros, empresariales y de transporte, entre otros, que podrán competir en igualdad de condiciones. Las empresas de la UE también podrán participar en las licitaciones públicas de los cuatro países del Mercosur en las mismas condiciones que las empresas locales.
Más exportaciones significa más empleo. Las exportaciones adicionales permitirán a las empresas de la UE expandirse y contratar a más personal. Según nuestras últimas estimaciones, 36 millones de europeos ocupan puestos de trabajo basados en las exportaciones. En España, hay 300 000 empleos relacionados con este ámbito. Las empresas más pequeñas dispondrán de un portal en línea específico que las guiará en los procedimientos aduaneros y les facilitará toda la información necesaria.
Los agricultores europeos tienen mucho que celebrar con este acuerdo. Debido a nuestros profundos lazos culturales e históricos, a los consumidores sudamericanos les gustan los productos europeos de calidad. Este acuerdo reduce considerablemente los derechos en frontera percibid os por los vinos, los quesos, el chocolate y otros productos europeos de elevado valor. También se protegerán contra las imitaciones más de 350 denominaciones emblemáticas de alimentos y bebidas, como Queso Manchego, Ribera del Duero, Cítricos Valencianos, Cava o Jabugo. De esta forma, se preservan nuestros conocimientos ancestrales y se contribuye a garantizar un futuro económico a los productores artesanales cualificados europeos.
Por supuesto, entendemos perfectamente las preocupaciones que pueden tener los agricultores por el aumento de la competencia en sectores sensibles, como el de la carne de vacuno. Sin embargo, el acceso adicional que hemos concedido a nuestros socios en estos ámbitos es muy limitado, especialmente cuando se sitúa en el contexto del mercado de la UE en su conjunto. Por ejemplo, 99 000 toneladas de carne de vacuno suplementarias pueden parecer mucho, pero representa tan solo el 1 % de los 8 millones de toneladas que consumimos cada año. Lo mismo ocurre con el azúcar y las aves de corral. Asimismo, se prevén salvaguardias en el acuerdo que podrán activarse únicamente en caso de que se produzca un aumento súbito de las importaciones que perjudique a nuestros productores. No obstante, desde la entrada en vigor del acuerdo entre la UE y Canadá, no se ha producido la invasión de importaciones baratas que muchos temían. Globalmente, las exportaciones de alimentos y bebidas de la UE a Canadá han aumentado un 7 %.
Aunque las conversaciones se iniciaron hace veinte años, nuestra forma de hacer política comercial ha cambiado radicalmente en los últimos años, y el acuerdo refleja esta evolución. El comercio no solo debe generar beneficios económicos, sino también ser transparente y sostenible y basarse en nuestros valores.
Con independencia de su origen, los alimentos que comemos deben atenerse a las estrictas normas alimentarias de la UE. Esto no cambia con el acuerdo. El principio de precaución también está consagrado en él y garantiza nuestro derecho a excluir un producto del mercado de la UE si los datos científicos no son concluyentes.
Creemos que la transparencia permite mejorar el proceso de formulación de políticas. Los Gobiernos nacionales y los diputados europeos han sido informados en cada fase del procedimiento y el texto íntegro del acuerdo será accesible en línea la próxima semana para que todos los ciudadanos puedan examinarlo detalladamente. No es cierto que todos los acuerdos comerciales traten de libre comercio. En realidad, son textos legales largos y complejos que establecen normas sobre la forma de llevar a cabo los intercambios comerciales. Este acuerdo tiene una sección especialmente importante sobre desarrollo sostenible que protegerá el medio ambiente y los derechos de los trabajadores. Sobre todo, afianza los compromisos que asumimos en el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, lo que incluye, por ejemplo, la promesa de Brasil de reforestar 12 millones de hectáreas de la selva amazónica.
Si nuestros socios no cumplen las promesas hechas, el acuerdo comercial nos ofrece una herramienta adicional para animarles a hacerlo. Sin ir más lejos, la semana pasada pusimos en marcha un proceso con Corea del Sur porque no estamos satisfechos con sus progresos en materia de derechos de los trabajadores desde la entrada en vigor de nuestro acuerdo con este país. Por último, ampliemos la imagen para observar el panorama general. Como hemos visto en el G-20 celebrado en Osaka, los acuerdos internacionales nunca han parecido tan frágiles. Algunos de los mayores operadores han perdido la fe y están intentando desmantelar todo el sistema.
Junto con los cuatro Estados del Mercosur, hemos decidido, en cambio, pronunciarnos claramente a favor del multilateralismo, en defensa de un comercio abierto, sostenible y basado en normas, y de la cooperación internacional para luchar contra el cambio climático.
Cecilia Malmström es Comisaria europea de Comercio
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