Avanzar hacia un mercado más transparente y con mayor confianza
La protección del pequeño inversor exige una supervisión y una mejora constantes
La cruzada de los reguladores y supervisores europeos por mejorar la transparencia de los operadores y de los mercados y proteger al pequeño inversor exige una supervisión y una mejora constantes tanto de la normativa regulatoria como de una praxis que es rica en casuística. En ese horizonte, se encuadra el aviso que el presidente de la CNMV, Sebastián Albella, lanzó la semana pasada durante la asamblea anual de Inverco respecto a la política que las gestoras deben practicar con los fondos garantizados o con rentabilidad objetivo que han alcanzado ya su límite, en algunos casos con mucha antelación.
Desde principios de año, un total de 21 fondos con un patrimonio de en torno a 2.000 millones de euros han batido sus objetivos de rentabilidad para la vida del producto. Se trata de la consecuencia lógica de un entorno en el que los bajos tipos de interés han disparado el precio de la deuda, que se mueve de modo inverso a su rentabilidad, lo que ha provocado que varias de las carteras lanzadas el año pasado e incluso este hayan superado ya las expectativas que se marcaron. Albella señaló, con un criterio razonable, que los gestores deben comunicar a los partícipes de estos fondos de forma individualizada que su dinero permanece en un producto que ya no tiene potencial. Entre las fórmulas para cumplir con esta exigencia figuran las cartas y las llamadas personales, medios que garanticen que la comunicación llega de forma efectiva al cliente.
No es la primera vez que la CNMV insiste en la necesidad de que las gestoras comuniquen este extremo a los clientes. Lo hizo en 2017, cuando las carteras se limitaban a incluir esa información en los informes trimestrales, lo que hacía necesario en muchos casos recurrir a cálculos complejos y disponer de acceso a los valores liquidativos históricos para comprobar que los productos no tenían ninguna capacidad de revalorización adicional. Precisamente para corregir esa situación, el organismo pasó a exigir que se comunicase esa información mediante un hecho relevante. La recomendación de advertir a los partícipes de forma individualizada constituye un paso más en un enfoque creciente de protección y transparencia hacia el inversor, así como de defensa de sus intereses. Pero supone también un refuerzo de la transparencia y la relación individualizada entre entidad y cliente que debería servir para reducir la conflictividad y aumentar la confianza.