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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un modelo de FP que conecte realmente el aula con la empresa

Salir airosos de esa tarea exige escuchar atentamente a las empresas y contar con ellas a la hora de diseñar un nuevo modelo

CINCO DÍAS

Por primera vez en 22 años, las ofertas de empleo para los profesionales de FP superan a aquellas que demandan titulados universitarios, según los datos que arroja el último informe anual de Infoempleo y Adecco, que fue publicado ayer. Según el estudio, que analiza 400.000 requerimientos de empleo, cuatro de cada diez ofertas de trabajo en España están dirigidas a un candidato con ese perfil profesional, ya se trate de un grado medio de FP o de un grado superior. Aunque es pronto para sacar conclusiones del hecho de que la demanda de FP supere a la universitaria y habrá que esperar a ver si esa tendencia se consolida en sucesivos ejercicios, no lo es para confirmar el peso creciente que este tipo de formación está adquiriendo en el mercado de trabajo y la importancia de prestarle atención.

Lograr sacar adelante una reforma eficaz de la FP es una vieja asignatura pendiente del sistema educativo en España, que tradicionalmente ha descuidado, cuando no devaluado, la imagen de este tipo de estudios, al contrario de lo que ocurre otros países, como es el caso de Alemania. Quizá ello explique, al menos en parte, el hecho de que la tasa de implantación de la FP en España ronde todavía el 12% frente al 25% que alcanza de media en otros mercados de nuestro entorno. En los últimos años se ha abordado la necesidad de una reforma profunda, que resulta especialmente acuciante dado el elevado nivel de desempleo juvenil que existe en España y la dificultad de reducirlo. Así ocurrió con la aprobación de la FP dual por parte del Gobierno del PP, un modelo importado precisamente de Alemania y cuyo objetivo es formar a los estudiantes al tiempo que se les facilita el trabajo en una empresa, pero que todavía resulta una opción minoritaria. También el actual Gobierno tiene en cartera su propia plan, con el fin de mejorar la calidad de los estudios y elevar su prestigio.

Parte del espíritu de esa reforma en ciernes pasa por adaptar el perfil de las titulaciones de FP a las necesidades del tejido empresarial español, que está formado mayoritariamente por pequeñas y medianas empresas. No se trata de un objetivo más, sino de la clave que determinará el éxito o no del nuevo modelo, puesto que esa brecha, que separa radicalmente lo que se aprende en las aulas de lo que se necesita en los centros de trabajo, supone uno de los grandes problemas de la educación en España, tanto universitaria como de FP. Salir airosos de esa tarea exige escuchar atentamente a las empresas y sentarse con ellas a la hora de diseñar un nuevo modelo que funcione con éxito.

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