La mejor de las soluciones imperfectas para rescatar a Dia
Las condiciones de la opa no se parecen a las planteadas inicialmente, pero suponen una solución tangible para tratar de solventar la profunda crisis de la cadena
Tras una agónica y abrupta travesía a través de un mar de negociaciones, condiciones y concesiones que ha durado tres largos meses, la cadena de supermercados Dia afronta esta semana los que podrían ser los últimos metros de su rescate. Una operación de salvamento cuyos términos no se parecen a los planteados inicialmente, pero que supone una solución tangible para tratar de solventar la profunda crisis en que está inmersa la cadena. A falta únicamente de que Santander de el visto bueno al acuerdo de refinanciación acordado por el sindicato de acreedores financieros, Letterone, el fondo del magnate ruso Mijail Fridman, puede completar su opa desembolsando solo 0,67 euros por acción y hacerse finalmente con más del 50% de la compañía.
La retirada del umbral de aceptación mínima, autorizada el lunes por la CNMV, permitirá a los accionistas minoritarios permanecer en Dia sin que su falta de concurrencia a la opa haga quebrar la cadena. Los que acudan tendrán que aportar unos 0,8 euros por acción con el fin de evitar que el valor de sus títulos se diluya en la ampliación de capital por 500 millones de euros comprometida por Letterone.
Existen muchas y muy comprensibles razones para que la opa de Fridman no resulte a priori ilusionante. En primer lugar está el precio, especialmente si se compra con lo que valía Dia hace un año, que se corresponde con una compañía que ha ido perdiendo valor de forma veloz y constante en los últimos meses y que se halla al borde del precipicio. Tampoco la figura de Mijail Fridman, con una discutida hoja de servicios forjada en su trayectoria empresarial, ayuda a despejar las suspicacias, dudas y temores de muchos pequeños accionistas.
Pero frente a esas objeciones, objetivas y razonables, la oferta de Letterone se alza como la mejor de las soluciones imperfectas que pueden ofrecerse a la grave crisis que vive la compañía. El plan de Fridman pretende dotar a la cadena de distribución de una estructura financiera a largo plazo e impulsar un plan de reflotamiento y de transformación del negocio que incluye también una renovación total del equipo gestor. Respaldar esa hoja de ruta supone abrir una nueva etapa para la cadena, mantener la compañía en funcionamiento y ofrecer una solución a su extensa plantilla de trabajadores.