FCC y Talgo pujan en Chile por la primera línea privada de tren de Sudamérica
Rebajan en 900 millones la propuesta de China Railway para la Valparaiso-Santiago
El proyecto de la primera línea ferroviaria (de velocidad alta) financiada con capital privado en Sudamérica ha captado la atención de las españolas FCC y Talgo. Este tándem, aliado con el grupo logístico local Agunsa, ha presentado su candidatura al Ministerio de Obras Públicas para construir, equipar y operar el trazado entre Santiago y Valparaiso. La opción española compite con la del gigante chino de capital estatal China Railway Group, que lleva a Sigdo Koppers como socio local.
Este último equipo persigue desde hace más de un año la declaración de proyecto de interés general para esta línea. A su propuesta, registrada el pasado mes de febrero ante la Dirección de Concesiones del Ministerio de Obras Públicas (MOP), se suma ahora la de FCC y Talgo, quedando abierta la posibilidad de que lleguen nuevas candidaturas.
La línea Santiago-Valparaiso es el proyecto ferroviario estrella en Chile. El presupuesto del consorcio español asciende a 1.500 millones de dólares tras simplificarse el trazado que China Railway puso sobre la mesa, con 2.400 millones de dólares de coste total.
Los presupuestos están entre los 1.500 millones del consorcio español y los 2.500 millones de dólares del chino
En los dos casos la infraestructura se basa en un trazado de 130 kilómetros que soportará el tráfico mixto de pasajeros y carga. La velocidad prevista es de 200 y 85 kilómetros por hora, respectivamente. El plan inicial pasa por poner en circulación 12 trenes de alta capacidad (890 pasajeros por unidad). En el caso de la propuesta china, se construiría un ramal de carga adicional de más de 90 kilómetros hasta San Antonio.
De hecho, esta línea ferroviaria, planteada con paradas en Santiago de Chile, Casablanca, Viña del Mar y Valparaiso, se integraría en la red ferroviaria que conectará los puertos de Valparaiso y San Antonio.
El Gobierno de Sebastián Piñera ha manifestado interés por este desarrollo ferroviario, pero los dos proyectos en liza deben pasar el filtro de la citada Dirección de Concesiones y de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado antes de que la línea Santiago-Valparaiso se suba a la cesta de concesiones del MOP.
De ser aprobado, este proyecto perseguido tanto por FCC como por China Railway Group se convertiría en la mayor concesión a la vista en el país andino. A cambio de la inversión en construcción y compra de trenes, la parte privada obtendría un plazo de explotación cercano a los 50 años.
El Ministerio chileno de Obras Públicas carece hasta el momento de experiencia en concesiones ferroviarias. En los últimos 25 años la Dirección General de Concesiones ha promovido un centenar de proyectos con una inversión de 23.000 millones de dólares, de los que 18.000 millones se han dedicado en exclusiva a desarrollar autopistas.
El órgano que supervisará los planes de FCC y sus socios tiene en construcción otros 19 proyectos, ninguno de ellos ferroviario, por 5.450 millones. Y es en la planificación a medio plazo donde Chile comienza a concesionar este tipo de infraestructuras. Las cinco actuaciones ya aprobadas son la del teleférico Alto Hospicio-Iquique (84 millones de dólares), teleférico de Valparaiso (84 millones de dólares), el tranvía Viña del Mar-Renaca (217 millones), el tranvía Pajaritos-Aeropuerto AMB (170 millones) y el Coquimbo-La Serena (335 millones de dólares).