Los candidatos se enzarzan con Cataluña y los pactos
Casado y Rivera acusan a Sánchez de estar vendido a los independentistas mientras el socialista asegura que no habrá independencia
Apenas 24 horas después de que los cuatro candidatos principales a llegar a la Moncloa el próximo 28 de abril se vieran las caras en los estudios de TVE, se vuelven a encontrar, para enmendar los errores de ayer e insistir en los aciertos. Si Cataluña y los pactos marcaron la cita de ayer, hoy ha empezado con la misma música.
Incluso al ser presentados por el empleo, Pedro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias y Albert Rivera acabaron debatiendo de Cataluña. Sánchez quiso iniciar el debate dejando claro que no había pactado con los partidos independentistas, algo que le llevó a enzarzarse con Casado y Rivera. De hecho, llegó a protagonizar un agrio intercambio de libros con el líder de Ciudadanos. Uno le entregó su tesis. El otro, el libro de Santiago Abascal, líder de Vox, y el periodista Fernando Sánchez Dragó.
Los últimos minutos del debate recuperaron el tema catalán, sin que la crispación que había predominado durante todo la conversación desapareciera. Casado acusó a Sánchez de ser el "candidato favorito de los enemigos de España" lo que ya le "incapacitaría" como presidente y subrayó que el líder socialista ya "ha negociado y cedido" con los independentistas. Asimismo, Rivera afirmó que si el líder del PSOE gana las elecciones, "estaremos en manos de Torra y Puigdemont cuatro años más".
Iglesias trato de imponer algo de calma proponiendo diálogo para solucionar el problema catalán y recordando que el problema territorial no afecta solo a Cataluña; mientras que Sánchez subrayó que no habrá independencia, referéndum ni quiebra de la Constitución española. "Dialogaremos con todas las fuerzas dentro de la Constitución", reiteró.
Las más de dos horas de debate no sirvieron para que los cuatro candidatos desvelaran sus propuestas. La primera fase del debate versó sobre economía, un tema en el que la clara división entre el bloque de izquierda y derecha quedó muy patente, principalmente en materia fiscal o de vivienda.
El debate social fue menos agresivo, al menos inicialmente con permiso de la eutanasia, el aborto y la violencia machista. En el primer asunto, Rivera, Sánchez y Casado se echaron en cara ser los verdaderos impulsores de leyes de eutanasia y muerte digna, si bien el líder conservador se quedó en regular los cuidados paliativos. Con respecto a la violencia machista, los candidatos se enzarzaron con una posible reforma del código penal para regular el consentimiento sexual y la propuesta del PP de volver a la ley del aborto de 1984.
El futuro de la sanidad y la educación en España se trató también de forma muy rápida, con breves menciones a que se imponga una educación gratuita o que se eleve la inversión en I+D+i, por parte de Iglesias. Asimismo, Rivera puso sobre la mesa las numerosas reformas educativas que los Gobiernos socialistas y populares han aprobado en los últimos 40 años y prometió que si llega a la Moncloa, impulsará un pacto educativo con la colaboración de las cuatro formaciones políticas.