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Editoriales
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El fantasma de la ‘Helms-Burton’ proyecta su sombra sobre las hoteleras

La UE debe mantener la firmeza y aplicar si es preciso la misma medicina a las empresas americanas

CINCO DÍAS

La sombra del título III de la ley Helms-­Burton planea de nuevo sobre las empresas europeas que tienen intereses en Cuba y que podrían ser confiscados, ya que esta vieja norma norteamericana, durmiente desde su misma aprobación en 1996, ha sido activada con efectos desde el 2 de mayo próximo, tal como anunció ayer la Administración norteamericana. Sociedades hoteleras como Meliá Hoteles, Iberostar y en menor medida Barceló podrían tener que activar sus mecanismos de defensa jurídica en Estados Unidos o ampararse en la capacidad de presión de las autoridades europeas. La Comisión Europea reaccionó de inmediato con una amenaza de denuncia a EE UU ante la Organización Mundial del Comercio, que contenía el uso de la reciprocidad si las empresas europeas ven embargados sus bienes en territorio cubano o estadounidense.

La ley Helms-Burton es una discutida normativa aprobada a iniciativa de dos congresistas republicanos obsesionados con la revolución castrista, pero que nunca ha sido aplicada por ninguna Administración americana. Únicamente se utiliza como agitación electoral cada vez que se acercan los comicios, pero que ha encontrado el renovado entusiasmo anticubano de una Administración acostumbrada a las sorpresas y decisiones disruptivas como es la actual. Por tanto, aunque se trate de una iniciativa legislativa más propia de la Guerra Fría que del multilateralismo económico y de la era de la globalización, todo es posible con Trump. La iniciativa del presidente norteamericano, que supondría un endurecimiento de su tono contra Cuba, anularía definitivamente los intentos de distensión de su predecesor.

El mínimo aperturismo económico iniciado en Cuba, de todo punto insuficiente, puede quedar de nuevo enterrado si esta iniciativa de Donald Trump frena las inversiones de las empresas europeas, asiáticas o norteamericanas hacia la gran isla del Caribe. La Unión Europea debe mantener la firmeza expresada esta misma semana y aplicar si es preciso la misma medicina a las empresas americanas, y no permitir cortapisa alguna al flujo libre de las inversiones, siempre que mantengan el más escrupuloso respeto por las reglas de competencia. La guerra comercial iniciada también por decisiones y amenazas de decisiones de la Casa Blanca ya ha envenenado el multilateralismo y la globalización y ha ralentizado el crecimiento en todo el mundo, con fundados temores de volver a una recesión; por ello, debe ser neutralizada con decisiones de firmeza superior por parte de las potencias económicas de espíritu abierto, como la europea o la canadiense.

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