Las hijas del fundador de Bodegas Pesquera cambian el nombre al grupo en plena guerra familiar
La empresa, creada en 1972 por Alejandro Fernández, que ha denunciado a su esposa y descendientes por apartarle de la gestión, pasa a llamarse Familia Fernández Rivera
Las mujeres del grupo Pesquera dieron ayer un golpe de mano dentro del conglomerado empresarial, centrado en el negocio vinícola, que fundó en 1972 el padre, Alejandro Fernández, de 86 años. En plena trifulca familiar y judicial con el patriarca por el control de la empresa, se anunció el cambio de identidad de la empresa que dejará de llamarse Grupo Pesquera para convertirse, a partir de ahora, en Familia Fernández Rivera. Así lo anunció la directora general de la compañía, Lucía Fernández, quien explicó, acompañada de dos de sus tres hermanas, Mª Cruz y Olga, además de sus hijas y sobrinas, la tercera generación que se incorpora a la empresa, que este cambio obedece a un plan de modernización, y que, en ningún caso, debe entenderse como una ruptura sino como una adaptación a los nuevos tiempos.
También quiso dejar claro que esta iniciativa es algo que surgió hace año y medio, al margen del conflicto familiar en el que el padre, junto a otra de sus hijas, ha acusado a sus tres vástagos y a su esposa, Esperanza Rivera, que entre todas suman más del 50% del capital, de haberle alejado de la empresa que fundó hace 40 años. La Fiscalía Provincial de Valladolid presentó una denuncia ante los Juzgados de Instrucción por presuntos delitos de falsedad en documento mercantil y público, administración desleal y de tipo societario, en relación con una operación realizada para echar al fundador de la administración de las bodegas.
“Nuestros logros son fruto del trabajo y la implicación de toda la familia durante más de 40 años consolidados, con el respaldo de nuestros padres, Alejandro y Esperanza. La vida sigue, y la tercera generación que se incorpora es gente joven, y nos empuja”, explicó la directora general, quien aseguró que con la nueva identidad del grupo, que factura 20 millones al año, de los cuales 18 corresponden a la bodega Tinto Pesquera, y emplea a 120 personas, se reconoce el éxito de la familia. “Grupo Pesquera no reflejaba nuestra grandeza. El nombre estaba estrictamente ligado a un vino e invisibilizaba al resto de nuestras bodegas, fundamentales en nuestra trayectoria”, aseguró Fernández, durante un almuerzo celebrado con medios de comunicación en Madrid.
Familia Fernández Rivera está compuesta por cinco empresas, el buque insignia Tinto Pesquera, y Condado de Haza, ambas bodegas ubicadas en Ribera del Duero; Dehesa de la Granja, en Vadillo de Guareña (Zamora), y dedicada además de al vino a la comercialización de garbanzos, queso y aceite de oliva virgen extra; la bodega El Vínculo, en Campo de Criptana (Ciudad Real) y el hotel AF Pesquera, en Peñafiel (Valladolid). La nueva imagen conserva los elementos superiores del arco de piedra mítico de Pesquera de Duero, localidad de nacimiento del fundador, al que se le añade un diseño más moderno e innovador. En el ámbito gráfico, el logo característico del grupo también se ha renovado, pero “sin renunciar a nuestros orígenes”, adviertió Fernández. La nueva imagen conserva los elementos superiores del arco de piedra mítico de Pesquera de Duero, aunque el nuevo diseño es más moderno.
“Es nuestra manera de conectar con los nuevos clientes, más vanguardistas y exigentes”, aseveró la directora general. Además de en el logo, el emblemático arco va a estar presente en Tinto Pesquera, Condado de Haza y el Hotel AF Pesquera, convirtiéndose en el hilo conductor de todas las unidades de negocio de Ribera del Duero. Las etiquetas de los vinos y productos y la imagen del hotel también han cambiado. En cuanto al conflicto familiar, las tres hermanas Fernández prefieren no entrar en polémicas, “ya que el transcurso del tiempo irá aclarando las cosas”, afirmó Mª Cruz Fernández. Lo que sí reiteraron todas es el “máximo respeto, cariño y admiración hacia nuestro padre”. Aunque también quisieron aclarar que ellas han dejado de hablar a su progenitor, al menos desde hace un año, pero “no le hemos prohibido nada, ya que llevamos un año sin poder comunicarnos con él”, aclaró Olga Fernández.
A lo largo del almuerzo fueron salpicando la conversación con frases que reflejaban el malestar que estaban viviendo, a la vez que quisieron aclarar que la matriarca no había podido acudir a la citada presentación, debido a un problema de salud, a la vez que tuvieron palabras de agradecimiento para la labor desempeñada por ella en la bodega. “Mi madre es muy importante, es la columna vertebral del grupo. Mi padre es la cara visible, pero el trabajo de campo era mi madre”. También apuntaron que sus padres estaban casados en régimen de bienes gananciales, “tanto para lo bueno como para lo malo”.