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Noticia patrocinada

El asesor financiero, su médico de cabecera en finanzas

El factor humano sube enteros ante el auge de la automatización y la supresión de puestos de trabajo en el sector bancario

iStock

Época de ajuste de plantillas (otra vez) y automatización. La banca continúa con su proceso de reestructuración para ganar eficiencia y rentabilidad. Si bien la crisis influyó al principio, ahora repercute también la tecnología.

Y para muestra, un dato. En estos diez años se han cerrado cerca de 20.000 oficinas, lo que significa la clausura del 42% desde 2008, recoge el Banco de España. Solo en el último ejercicio han bajado la persiana más de dos al día.

En diez años se han cerrado cerca de 20.000 oficinas, dos diarias en el último año

Un recorte que se traduce en 83.000 trabajadores que han ido a parar a la calle, el 31% de las nóminas, de los que 1.800 se produjeron en 2017. Y las cifras pueden crecer, dado los expedientes de regulación de empleo (ERE) anunciados recientemente por varias entidades.

Pese a esta situación, algunas entidades como Banco Mediolanum siguen apostando por el factor humano y cuentan con asesores financieros, los Family Bankers, que acompañan a sus clientes en las decisiones de ahorro e inversión.

Por muy útil y eficiente que sea la tecnología, los asesores cobran relevancia en las decisiones de ahorro e inversión

Esta figura sube enteros en la era de la digitalización y de reducción de puestos de trabajo gracias al valor añadido que aporta. Por muy útil y eficiente que sea la tecnología para algún tipo de funciones, la diferencia está en el trato personal, la empatía, la escucha activa de sus problemáticas y circunstancias personales; el factor humano se hace más necesario que nunca.

Beneficios

Así, ante la realidad del sector, sobresale cada vez más el asesor financiero, que actúa como un médico de cabecera: conoce al cliente y le receta lo que mejor se adapta a su naturaleza. Y lo más importante, un profesional con formación y experiencia que ayuda a evitar la automedicación, es decir, las malas decisiones financieras.

Para lograrlo, es necesario que ambos, asesor y cliente, planifiquen juntos una estrategia de medio-largo plazo, con objetivos definidos y un horizonte temporal, pero ajustado siempre a la realidad de cada ahorrador.

Los asesores disipan también dudas y facilitan la digestión de enormes volúmenes de datos que pueden resultar de entrada complejos. “La cantidad de información que manejamos no garantiza ni implica una mejora de nuestro conocimiento”, decía el filósofo Karl Popper.

Es una figura de confianza que ayuda a planificar sus inversiones en función de sus necesidades

Esta interpretación por un “profesional de verdad”, que haga un traje a medida como los que diseñan los Family Bankers de Banco Mediolanum, es clave para discernir, en ese delicado proceso de toma de decisión, si las recomendaciones responden a las necesidades y deseos del cliente o si, en cambio, intenta simplemente colocarle un producto a cualquier precio.

Banco Mediolanum lleva más de 37 años asesorando a sus clientes con un modelo de banca diferente e innovador. La entidad basa su negocio en la figura del asesor financiero, por lo que le respalda y le proporciona todas las herramientas, una formación continua y una amplia gama de productos y servicios para que pueda ofrecer un asesoramiento completo y las soluciones de ahorro e inversión más personalizadas a sus clientes.

Retrato robot

Un asesor financiero es un compañero de viaje, una persona que transmite tranquilidad y serenidad al ahorrador gracias a su formación y experiencia. Un profesional empático, que escucha, informa y orienta a sus clientes  en sus decisiones de ahorro e inversión en un entorno de volatilidad e incertidumbre económica global. Y que ayuda, en definitiva, a proteger su patrimonio personal y familiar, su futuro, como un médico con sus pacientes.

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