La UE puede permitirse desviar la fusión Siemens-Alstom a vía muerta
La competencia de la ferroviaria estatal china CRCC es un problema, pero renunciar a la política antimonipolio es un error
Europa corre el riesgo de sacrificar sus principios antimonopolio en aras de la competitividad mundial. Se trata de un precedente peligroso, sobre todo teniendo en cuenta que Siemens y Alstom no están desesperados por llegar a un acuerdo.
La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, podría bloquear una fusión entre el negocio de trenes de Siemens y su homólogo Alstom, aprobada por las empresas en 2017 y que ha obtenido el apoyo de políticos franceses y alemanes. Considera que la entidad combinada tendría tres veces el tamaño de sus competidores más cercanos en trenes de alta velocidad y señalización, lo que le daría un excesivo poder de fijación de precios sobre los clientes, incluidos los operadores ferroviarios estatales.
Siemens está dispuesta a retirarse después de que las autoridades de competencia consideraran que las concesiones realizadas para la operación eran inadecuadas. Eso irritaría al ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, que quiere un adalid europeo para protegerse de que la estatal china CRRC les coma terreno, lo cual pondría en peligro los puestos de trabajo.
Pero la UE puede permitirse desviar a Siemens y Alstom a vía muerta. En primer lugar, ninguna de las partes está desesperada por el acuerdo. Sus ratios book-to-bill –una medida de los pedidos recibidos frente a las ventas facturadas– se situaron en septiembre en máximos históricos interanuales de 1,25 y 1,39, según Deutsche Bank.
Los analistas encuestados por Refinitiv estiman que los ingresos de Alstom en el ejercicio que finalice en marzo de 2021 serán de casi 9.000 millones de euros, frente a los 8.300 millones de euros del año fiscal actual. Mientras tanto, como plan B, Siemens podría sacar a Bolsa su negocio de trenes –de bajo margen–, que representa el 16% de los ingresos, como ha hecho con varias filiales en los últimos años.
Es cierto que el gigante chino CRRC se está introduciendo en África y Europa del Este y que algún día podría llevarse una parte mayor de las ventas del par europeo. Su coste de capital es probablemente mucho más bajo dadas las subvenciones estatales y el dominio doméstico, lo que le da margen para debilitar a Siemens y Alstom, que tienen juntos aproximadamente la mitad de los ingresos de la CRRC.
Es un problema, pero renunciar a las reglas de la competencia es la solución equivocada. Se supone que la política antimonopolio debe proteger a los clientes, a los que Le Maire está pidiendo en la práctica que subvencionen a un campeón europeo, algo inútilmente similar a lo que le hace quejarse de China. Medidas antidumping o subvenciones para proteger los puestos de trabajo serían una forma más transparente de lograr los mismos objetivos.
El precio de la acción de Alstom, 34,62 euros, se acerca a su valor por separado, según las estimaciones de Deutsche Bank, lo que implica que los accionistas esperan que la operación fracase. Si Vestager desconecta el enchufe, los inconvenientes financieros parecen soportables.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías