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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Adiós, Orcel

El fracasado fichaje del banquero deja a todos con la cara colorada

Andrea Orcel, en una imagen de 2013.
Andrea Orcel, en una imagen de 2013.Olivia Harris (Reuters)

La metedura de pata con el fichaje estrella de Santander ha dejado a todos con la cara colorada. Andrea Orcel se ha quedado sin trabajo este martes después de que el banco español diese marcha atrás a su decisión de nombrar al exbanquero de UBS como nuevo consejero delegado. Sin embargo, el rubor más intenso de todos le corresponde a la presidenta de Santander, Ana Botín.

Botín sorprendió al sector financiero europeo en septiembre pasado por la caza furtiva de Orcel para hacerse cargo del gigante de la banca minorista. Sin embargo, menos de cuatro meses después, el grupo valorado en 69.000 millones de euros ha cambiado de opinión y dijo el martes que había calculado mal el coste de compensar a Orcel por sus retribuciones diferidas de UBS.

No hay duda de que el banquero de 55 años es un fichaje caro. El italiano de pelo plateado fue el principal banquero de inversiones de UBS durante más de seis años. Las regulaciones británicas obligan a los bancos a diferir el pago de los ejecutivos sénior hasta siete años. Al abandonar UBS, se arriesgaba a dejar todo eso sobre la mesa. Cualquier rival que desease atraerlo tendría que compensarle.

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El consejo de Santander asumió que UBS vería al nuevo empleador de Orcel como un cliente valioso en lugar de un competidor, y permitiría mantener al banquero parte de su pago diferido. Pero el CEO Sergio Ermotti se mantuvo firme. En lugar de pagar y provocar un posible escándalo en España, Botín dio marcha atrás.

La extensión del daño depende de lo que suceda a continuación. Orcel presumiblemente puede plantear un fuerte reclamo legal contra Santander. Forzar a Botin a pagar a un consejero delegado que ya no quiere contratar sería potencialmente aún más embarazoso. Orcel se resistirá a humillar a uno de sus mejores clientes. UBS puede concluir que, como su exejecutivo no asume otro trabajo, tiene derecho a parte de su pago diferido.

Es el tipo de negociación multipartita delicada en la que Orcel, como banquero que cierra acuerdos, ha sobresalido durante mucho tiempo. Tanto él como UBS quedarán algo humillados por la saga. Sea cual sea el resultado, sin embargo, Botín queda como algo temeraria e ingenua.

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