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Economía

El Banco de España rebaja sus previsiones de PIB y alerta de que el alza del SMI frenará el empleo

Recorta una décima sus proyecciones para 2018 hasta el 2,6% y mantiene las de 2019 en el 2,2%

Macromagnitudes Diciembre 2018

El Banco de España ha moderado sus previsiones de cierre de año. La entidad espera que el PIB modere su avance hasta el 2,5% en 2018, una décima por debajo del 2,6% que anticipó en septiembre. En 2019 prevé un crecimiento del 2,2 % (sin cambio) y en 2020, la previsión es del 1,9% frente al 2% anterior (previsiones de septiembre). 

Las nuevas previsiones del Banco de España están en línea con las de la Comisión Europea, que en noviembre rebajó dos décimas su previsión de crecimiento para España tanto este año como el siguiente (al 2,6% y 2,2%, respectivamente)

En cuanto al empleo, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos anticipa una "moderación de su ritmo de avance, que fue muy elevado en los últimos años".  La desaceleración de la ocupación será "más intensa que la del producto en 2019", debido a que el escenario central de las proyecciones incluye los efectos de la subida anunciada, pero aún no aprobada, del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para ese año. El gobierno tiene prevista aprobar la subida, que supondrá incrementarlo hasta los 900 euros, en el consejo de ministros que se celebrará en Barcelona el 21 de diciembre. 

El Banco de España señala que, pese al freno, la creación neta de puestos de trabajo "propiciará descensos adicionales de la tasa de paro", hasta situarse, a finales de 2021, "ligeramente por encima del 12%".

Según explica el Banco de España, la ausencia de revisión en 2019 es consecuencia de varios factores cuyos efectos se contrarrestan. Por un lado, el comportamiento actual de la actividad está siendo "ligeramente más dinámico de lo proyectado en meses previos", a lo que se unen los efectos positivos de la caída reciente del precio del petróleo. Por otro lado, "la valoración de los mercados exteriores es más negativa" respecto a septiembre. Este último factor explica la revisión a la baja de 2020.

En cuanto a la inflación, la caída del precio del petróleo influirá en el crecimiento. El organismo espera una "desaceleración" del índice armonizado de precios de consumo (IAPC) en los próximos trimestres, "ligada a una menor contribución del componente energético". En términos de la tasa de variación media anual, el IAPC crecería un 1,8% en 2018, y su avance se moderaría hasta el 1,6% en 2019 y 2020. En 2021, se proyecta un ligero aumento de la inflación hasta el 1,7%.

La entidad considera que las revisiones de las proyecciones de inflación "son modestas" -una décima a la baja en 2019 y otra al alza en 2020-, como reflejo principalmente de la "nueva senda esperada del precio del crudo a partir de los futuros de esta materia prima".

El Banco de España cita como riesgos principales del escenario central de crecimiento factores externos. Incluye “un posible resurgimiento de tensiones financieras asociadas a la combinación de políticas económicas en Estados Unidos” con los efectos potenciales que podrían tener sobre las economías emergentes. Como segundo factor, el Banco de España cita la “hipotética escalada en la adopción de medidas proteccionistas, que podría afectar al dinamismo del comercio y la actividad globales”. En Europa, "las vicisitudes de la política presupuestaria en Italia y la incertidumbre sobre el desenlace del Brexit suponen fuentes adicionales de riesgo". 

En el plano interno, el Banco de España se refiere a que “la actual fragmentación parlamentaria podría dificultar la aplicación de reformas estructurales y ralentizar el proceso de consolidación fiscal”, con los consiguientes “efectos adversos” sobre la confianza de los agentes. Además, “no puede excluirse un hipotético repunte de la incertidumbre relacionada con la situación política en Cataluña”.

 

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