Un médico y un ingeniero se alían para invertir en el elixir de la vida eterna
Abante lanza el el fondo especializado Biotech Fund Este sector ha generado retornos de más del 12% anual en los últimos 20 años
Armando Cuesta (Toledo, 1985) es médico. Hasta hace tres años trabajaba en Nueva York en el desarrollo de ensayos clínicos en Touchstone Clinical Research. Su estancia postdoctoral la desarrolló en el prestigioso hospital Mount Sinai, investigando sobre neurociencia.
Su amigo Juan Martínez (Granada, 1985) es ingeniero de telecomunicaciones. Hasta hace tres años trabajaba en Londres como banquero de inversión del gigante Goldman Sachs. Antes había trabajado en el mayor banco de Estados Unidos, JP Morgan.
Ambos tienen 33 años, provienen de familias vinculadas con la medicina, y tienen el propósito de invertir en las mejores compañías de biotecnología del mundo, aquellas que trabajan para erradicar la enfermedad y contribuir a alargar la vida de los seres humanos más allá de lo imaginable.
"La generación 'millenial' va a vivir por encima de los 100 años. Claramente. Hay cantidad de innovaciones médicas que muestran cómo se está combatiendo el cáncer o las enfermedades cardiovasculares a una velocidad inusitada. Con la edición genética de precisión vamos a poder combatir otras muchas enfermedades", explica Cuesta.
Cuesta y Martínez decidieron unir sus destinos para buscar oportunidades de inversión en el sector de la biotecnología. Es un universo de unas 800 compañías, casi todas estadounidenses. El retorno medio obtenido por esta industria ha sido de más del 12% durante los últimos 20 años. Ellos creen que pueden conseguir mucho más, y por eso dejaron sus prometedoras carreras en Nueva York y Londres para regresar a España.
Abante Asesores les ha fichado para liderar el fondo Abante Biotech Fund. Este vehículo lleva funcionando 10 meses en fase experimental y en este periodo ha rentado un 18%. Partirá con un capital inicial de unos 20 millones de euros, pero esperan superar los 80 millones en unos meses.
"El fondo es atractivo por dos motivos", explica Juan Martínez, la parte financiera del tándem inversor. "Primero, porque el sector de la salud y la biotecnología va a seguir creciendo, con independencia de lo que ocurra en los mercados. Cada vez hay más gente en el mundo, y cada vez está dispuesta a gastar más dinero para vivir más y mejor. En segundo lugar, porque el proceso de inversión del fondo está muy bien diseñado".
Cuesta y Martínez invertirán en una media de entre 30 y 40 compañías, y se centrarán en tres estrategias:
- Una parte de la cartera estará en empresas que trabajen en un área de la biotecnología donde haya un mayor potencial de desarrollo, como es el caso de las que se dedican a la edición genética.
- Otra parte de la cartera se dedicará a empresas que han sufrido o van a sufrir algún tipo de acontecimiento que las hace especialmente atractivas (están a punto de recibir la autorización por parte de la agencia estadounidense del medicamento, FDA, por sus siglas en inglés; o van a realizar una ampliación de capital porque han descubierto nuevas aplicaciones para sus productos...).
- Una tercera parte de la cartera estará destinada a compañías más grandes, con más liquidez, pero que no están adecuadamente valoradas por el mercado, en una estrategia similar a la inversión en valor.
"Para invertir adecuadamente en biotecnologías es importante saber cómo opera la FDA y qué tipo de criterios utiliza para aprobar fármacos. Yo puedo leer documentos de más de 400 páginas en los que explica detalladamente por qué se ha tomado una decisión, lo cual es un factor clave para saber qué pasará en evaluaciones posteriores", apunta Cuesta.
Invertir en biotecnología no es fácil. Es un sector que tienen unas lógicas completamente distintas a otros mercados. Para empezar, la mayor parte de las empresas no tienen ningún ingreso. Se dedican a la investigación y su valor está en la capacidad que tengan de desarrollar ingresos en el futuro. Además, este mercado requiere una serie de conocimientos científicos de los que carecen la inmensa mayoría de los inversores. "También hay que tener en cuenta que estas firmas tienen unas fases y procedimientos de financiación muy especiales, en los que van logrando más recursos en la medida que logran ir avanzando en los ensayos clínicos, por lo que es fundamental conocerlos y estar encima de ellas", explica Martínez.
Antes de asociarse con Abante Asesores, Cuesta y Martínez trabajaron durante un tiempo como asesores de fondos alternativos (hedge funds) que destinan una parte de sus inversiones a la biotecnología. Cuando vieron el interés que despertaba esta temática en su entorno, decidieron dar el paso de gestionar un fondo de inversión. Como primer paso crearon una sociedad limitada en la que pusieron sus ahorros y empezaron a invertir por su cuenta.
La biotecnología es una de las megatencencias más de moda dentro del mundo de la inversión, junto con la robótica, la inteligencia artificial o la ciberseguridad. Se trata de sectores que tienen un potencial alto de desarrollo para las próximas décadas, al margen de lo que ocurra con los mercados financieros. El mercado bursátil de biotecnología tiene un tamaño de unos tres billones de dólares, con compañías de Estados Unidos (fundamentalmente), Reino Unido, Francia, Israel...
En la actualidad hay unos 30 fondos norteamericanos que invierten en esta temática y solo un puñado en Europa. "Pero la mayoría apenas se aparta de lo que hace el índice de biotecnología Nasdaq, por lo que no se les puede considerar como de gestión activa", explica Martínez. Según este experto, tan solo 5 fondos de inversión en todo el mundo hacen un trabajo en profundidad de selección de las mejores oportunidades de inversión en biotecnología. La potencia de inversión de estos fondos activos es de unos 40.000 millones de dólares.
"Creemos firmemente que este sector está ahora en el mismo punto en que estaba el sector de la tecnología en 1996. Desde entonces hemos visto lo que ha pasado con compañías como Facebook, Google o Amazon, y creemos que ocurrirá lo mismo con empresas de terapia genética, ingeniería inmunológica o nanotecnología quirúrgica", apunta Cuesta.
Por ahora, el fondo Abante Biotech está invertido en firmas como Illumina, que trabaja en la secuenciación genética; Catalyst Biosciences, que investiga para combatir la hemofilia; Zogenix, que desarrolla medicamentos contra la migraña y la esquizofrenia; o Solid Biosciences, con innovaciones en el ámbito de la lucha contra la distrofia muscular.