La peligrosa deriva italiana, un dolor de cabeza para toda Europa
Los problemas que ha empezado a exportar el Gobierno populista de Roma están lejos de acabar
Los inversores inician la semana con un ojo puesto en los mercados y el otro en Italia. Los temores que adelantaban los mercados el jueves se confirmaron cuando, bien entrada la noche, el Gobierno anunció que subiría el objetivo de déficit a 2,4% para el próximo ejercicio, tres veces más que el Ejecutivo anterior y cuatro décimas más de lo que se esperaba. De esta manera, el Movimiento 5 estrellas y la Liga, los socios de la coalición gobernante, no solo despreciaban las advertencias de Bruselas para que Italia controle en gasto público, sino que dejaban en evidencia a su propio ministro de Economía, Giovanni Tria, el técnico independiente que en teoría debía gestionar la política económica del país y que exigía mantener el déficit por debajo de un prudente 1,6%.
La respuesta de los mercados no se hizo esperar, la tensión se disparó y las principales Bolsas europeas reaccionaron con fuertes caídas el viernes, con los bancos a la cabeza de las pérdidas, el euro ampliando su bajada y la prima de riesgo italiana desbocada. Pero los problemas que ha empezado a exportar el Gobierno populista de Italia están lejos de acabar. Hasta el punto de que la afirmación por parte de los dos vicepresidentes, Luigi di Maio (M5E) y Mateo Salvini (la Liga) de que no quieren decepcionar a los inversores con los que denominan “presupuestos del cambio, presupuestos del pueblo” suena a retorcido sarcasmo.
El Presupuesto acordado por Roma para afrontar irresponsable promesas electorales se sale de las reglas europeas, y Bruselas está obligado a hacer todo lo posible porque Italia vuelva a los cauces de la estabilidad fiscal. No va a ser fácil, y, en todo caso, parece ya tarde para evitar nuevos periodos de esa inestabilidad que tan mal digieren los mercados y a la que acompañarán inquietantes oleadas de volatilidad.
Mientras, las agencias de calificación ya barajan con seguridad un recorte del rating de Italia, crecen las dudas sobre la sostenibilidad de su deuda pública y sobrevuela el fantasma de las elecciones anticipadas. Esta semana no va a ser fácil en Italia, y el contagio de la inestabilidad a los socios europeos, con especial incidencia en España, está más que latente. Una prueba más del error que comete quien no se tome en serio la amenaza creciente de los populismos.