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El máster se afianza en España en plena crisis de credibilidad

El Informe CYD señala que ya hay más de 190.000 matriculados en estos títulos Los expertos, si bien recuerdan que estos son casos aislados, coinciden en que hay que tomar medidas

Evolución de los egresados universitarios
Carlos Cortinas / Cinco Días
Pablo Sempere

Cristina Cifuentes, Carmen Montón, Pablo Casado... En plena polémica alrededor del máster, las cifras confirman que la universidad española está virando de forma vertiginosa hacia estas titulaciones. En el curso 2016-2017 se registró, por quinto año consecutivo, un nuevo descenso del número de matriculados en grado, con una caída más acusada en el caso de los universitarios de nuevo ingreso, que en cinco años han pasado de los 405.000 a los 340.000 egresados. Al otro lado contrastan los datos del máster oficial, que han ido creciendo de manera ininterrumpida desde el año 2006, curso en el que estos estudios vieron la luz. Hoy, los universitarios que se decantan por el máster son ya más de 190.000. Son datos que se extraen del XIV Informe CYD 2017, elaborado por la Fundación CYD y presentado esta mañana.

Al analizar el periodo comprendido entre el curso 2011-2012, año con el mayor número de estudiantes de grado, y el curso 2016-2017, se extrae que la universidad española ha perdido un total de 153.500 alumnos de grado y ha ganado a 74.300 matriculados en el máster oficial. Cabe recordar que a estos números hay que añadirle otras actividades universitarias, como el doctorado y los títulos propios.

Hay varias razones que explican la caída del grado y el ascenso del máster. Una de ellas es el tamaño de la cohorte más típica, de 18 a 21 años, para incorporarse a la universidad, tal y como ha recordado esta mañana Martí Parellada, coordinador general del citado informe. Y es que, en España, dicha cohorte ha pasado de 2.200.000 personas en 2002 a 1.780.000 en 2018. Otra razón para explicar el decrecimiento del grado se podría encontrar en el crecimiento ininterrumpido del número de estudiantes de ciclos formativos de grado superior que han pasado de 212.000 en el curso 2006-2007 a 333.000 en 2016-2017. Esta evolución podría indicar una disminución de la percepción de la utilidad inmediata de los estudios universitarios.

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Una explicación más podría encontrarse, recordó Parellada, “en el crecimiento de los precios públicos en la demanda universitaria”, aunque en este caso se debería distinguir lo que ha sucedido en las comunidades autónomas que han aplicado mayores aumentos de las que no lo han hecho.

A la pérdida de atractivo que sufre el grado se le suma el crecimiento de las universidades privadas en lo que respecta a la matriculación. En el curso 2016-2017, el último del que se tienen datos, el 15% de los estudiantes que se matricularon en grado, optó por un centro privado. Este porcentaje se situó en el 35% en el caso de los egresados de máster. También ha avanzado el peso relativo de las universidades a distancia (5% en grado y 13% en máster).

“La universidad ha sido capaz de resistir a recortes enormes y a la prohibición de contratación de profesorado. Ahora, por tercer año consecutivo, aumenta el dinero, se empieza a contratar gente y aumentan las publicaciones. Creemos que hay síntomas claros de mejora, aunque queda todavía mucho”, alegó Francesc Solé, vicepresidente de la Fundación CYD. Uno de los principales retos es conseguir hacer frente al desajuste creciente entre la cualificación de los graduados y el nivel requerido por el mercado de trabajo.

En España, el 35% de los contratos de trabajo que se han firmado a lo largo de 2017 con graduados universitarios ha sido para desempeñar ocupaciones de baja cualificación. La sobrecualificación, “aunque no nos gusta este término”, recordó Parellada, se ha incrementado en 1,2 puntos porcentuales respecto al año precedente y en 5,4 respecto a 2010. Así, en el contexto internacional, España es el país que registra un menor porcentaje de graduados superiores ocupados en tareas de alta cualificación de los 28 que conforman la Unión Europea.

En relación a la crisis del máster, y en concreto, a la de la Universidad Rey Juan Carlos, Francesc Solé ha reconocido que hay que mejorar la rendición de cuentas a todos los niveles. “Es un tema por abordar, porque hay varios temas que no están vigilados”. A pesar de esto, Martí Parellada ha recordado que la universidad española ofrece más de 3.000 títulos de máster: “Lo que ha sucedido es anecdótico. Y aunque el sistema universitario funciona correctamente es imprescindible generar confianza en la sociedad. Nadie niega que aunque sean anecdóticas, estas situaciones afectan a la reputación de la universidad”.

Con todo esto, el Ministro de Innovación, Ciencia y Universidades, Pedro Duque, ha señalado que uno de sus objetivos es “situar a las universidades en un lugar prioritario de la agenda política”. Ana Botín, presidenta de la Fundación CYD, añadió que “la universidad española, como la sociedad y la economía, está comenzando a recuperarse del impacto que la recesión tuvo sobre sus ingresos económicos”.

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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