La fuga de dinero foráneo pone Italia a prueba
El apoyo de los bancos locales y el ahorro de los hogares no son inexpugnables
El temor a que el Gobierno italiano se ponga a derrochar y las dudas sobre su lealtad al euro han llevado a los inversores extranjeros a deshacerse de 58.000 millones de deuda del país solo en mayo y junio. Tiene líneas de defensa, pero no son inexpugnables.
Las ventas foráneas seguramente harán más difícil para Roma refinanciar cerca de 400.000 millones de deuda el próximo año. Y las necesidades de financiación aumentarían en 50.000 millones si el Ejecutivo elevara su déficit fiscal hasta el límite del 3% del PIB de la UE en 2019, necesario para cumplir las promesas electorales de recortar impuestos e impulsar los subsidios sociales.
Por suerte, los bancos locales ya están interviniendo para llenar el vacío. En julio tenían 384.000 millones de bonos soberanos, 60.000 millones por debajo del máximo de 2015. Para financiar todo el déficit bastaría con volver a situar sus activos en ese nivel.
Pero la potencia de fuego de los bancos no es infinita. Sus tenencias soberanas suponen ya el 10% de los activos, el doble de la media de la zona euro. No existe un límite reglamentario para las tenencias soberanas, pero tener mayor exposición hace que las ratios de capital de los bancos sean más vulnerables al nerviosismo soberano, lo que aumenta los costes de financiación y perjudica a la economía. Los bancos probablemente tendrían dificultades para sustituir a todos los extranjeros, que poseen un tercio de la deuda de Italia.
Roma tiene un segundo baluarte potente. El ahorro de los hogares ascendió a 4,3 billones en 2017, más del doble de los bonos de Italia. Sin embargo, según Intermonte, los inversores minoristas, otrora grandes tenedores de deuda pública, poseen menos del 4% de la misma. Si la propiedad de los ahorradores volviera al 14% de 2014, antes de que el BCE recortara los tipos y empezara a comprar bonos, Italia podría recaudar casi 200.000 millones de nuevos fondos, suficientes para sustituir a un tercio de los extranjeros.
Incluso el apoyo de los italianos tiene un límite. Si las batallas de Roma con Europa se acaloran demasiado, o si se gasta imprudentemente, los minoristas pueden preocuparse por si Italia sale del euro o del default, y empezar a mover dinero al extranjero. Si la confianza en el Gobierno cae, las defensas de Italia podrían desmoronarse rápidamente.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.