Dolz, un apellido que lleva más de 80 años en el motor de su coche
La firma de Castellón fabrica bombas de agua para vehículos y tiene plantas en España, Argentina y China. Sus productos están presentes en el 95% de las marcas de automóviles europeas y son líderes del sector de recambio.
En la Ronda de Mijares, 166 de Castellón (Valencia), un hombre de 25 años decidió abrir en 1934 un taller donde reparar vehículos. Allí, el joven arreglaba todo tipo de piezas para coches, pero eran tiempos complicados. Con el estallido de la Guerra Civil, el ejército republicano le expropió el taller y le obligó a reparar camiones para ellos. Terminado el conflicto, recuperó su negocio y, de a pocos, fue especializándose en las bombas de agua de los vehículos. Hoy, ese pequeño taller se ha transformado en una multinacional, que ya no repara sino que fabrica dichas bombas en plantas ubicadas en tres países (España, Argentina y China), que tiene más de 300 empleados y que en 2017 facturó más de 60 millones de euros. El que fundó este pequeño gigante se llamaba Jesús Dolz y su apellido da nombre a esta empresa, que hoy es líder del sector de recambio de vehículos.
Después de la guerra y con el correr de los años, Dolz fue cambiando su negocio. Pasó de arreglar piezas a producir solo bombas de agua y a venderlas a los talleres y puestos de recambio. Estas piezas, claves en el funcionamiento del motor, se producían en fundiciones de hierro (hoy la mayoría son de aluminio), un trabajo duro y que necesitaba mucho espacio. Por eso, la compañía buscó un lugar más grande donde desarrollar su actividad y, a finales de los cincuenta, se trasladó al Paseo de Morella, 1, siempre en Castellón. Esta planta también necesitó de ampliaciones posteriores.
“Cuando crearon la tercera nave nos la pasábamos bomba. Imagínese, yo tenía seis años y era un espacio amplio en el que todavía no había ni una sola máquina; eso era una pista de patinaje maravillosa, me la pasaba con los patines de aquí para allá. En Castellón, en esa época, solo había una pista y quedaba lejos”, rememora con una sonrisa Macarena Dolz, nieta del fundador y actual técnica de calidad de la compañía. Se ríe al recordar que era un mal lugar para el que le diese miedo la oscuridad. La fábrica estaba cerca de un cementerio.
Fabrica 1.300 modelos distintos de bombas de agua. Solo en Castellón produce más de 3,5 millones de unidades al año
La huella del fundador
Jesús Dolz se conocía el nombre de todos sus empleados y clientes. “Todavía hoy día, hay provedores o compradores que vienen y nos mencionan a nuestro abuelo”, comenta Rocío Dolz, directora comercial en España, al evocar que este vivía por y para el negocio. “Todo lo que ahorraban y ganaban con la fábrica lo reinvertían en la compañía”, destaca.
Tan ligada estaba su vida a la empresa, que Jesús Dolz construyó su casa en la parte de arriba de la fábrica del Paseo de Morella, lugar en el que antes había una harinera. “No había diferencia entre la vida familiar y la laboral. En ese ambiente me crié”, cuenta el tercer Jesús Dolz de la familia (lleva el mismo nombre que su abuelo y su padre), nieto del fundador y actual director general. Licenciado en Ciencias Económicas en 1993, entró en Dolz en 1994 a través del departamento de exportación, aunque en realidad llevaba en la compañía toda la vida. “No hay un solo miembro de la familia que no haya pasado por la sección de empaquetado”, dice. “Entré en 1999. Mi padre decía que había que vivirla desde abajo. Empecé con un mono de trabajo, llenándome de grasa hasta arriba, controlando las máquinas, revisaba piezas...”, rememora otra Dolz, Macarena.
Cuando Jesús entró a la organización en 1994, el número de empleados no superaba los 50-60. “Al principio tiraban mucho de él en las ferias porque hablaba muy bien inglés. Era muy útil para conocer empresarios de otras partes del mundo”, señala Rocío. Con él, la compañía empezó a mirar el exterior. Jesús asumió la dirección general en 2005, justo en el período de mayor crecimiento de la sociedad.
Los cuatro hijos del fundador trabajaron en Dolz, así como sus nueve nietos. La compañía dejó de ser estrictamente familiar en 2014, cuando el fondo de inversión español Realza Capital la compró, cuya participación supera el 90%. A pesar de ello, tres nietos siguen al frente de la gestión: Jesús, Macarena y Rocío. “Me río cuando me preguntan cuándo entré a la compañía. Estoy en ella desde que tengo uso de razón. De pequeña, uno de mis primos me decía que el torno no era una tarea que pudiese hacer una chica. Un día me piqué y me tiré todo agosto en él, para demostrarle que se equivocaba”, dice Rocío, que lleva de manera oficial en el grupo desde el 2000, cuando ingresó en el área de marketing.
La empresa fabrica más de 1.300 modelos de bombas de agua, pero no trabaja con los fabricantes de vehículos, solo se dedica al mercado de respuestos. Las bombas de agua Dolz están presentes en automóviles de todo el mundo. En coches Audi, BMW, Volkswagen, Mercedes Benz, Seat o Fiat. Trabaja para el 95% del mercado europeo. Fuera quedan las marcas prémium Bentley o Rolls Royce.
La compañía produce más de cuatro millones de bombas de agua al año. De este total, 3,5 millones se fabrican en la planta de Castellón y el resto en las de Suzhou (China) y Buenos Aires (Argentina). Esta última funciona desde hace 20 años, mientras que la otra tiene 10 de antigüedad, indica Jesús Dolz. “Cada una se encarga de abastecer a su mercado local. La comercialización en el sudeste asiático y en el resto del Mercosur la controlamos desde España”, añade.
Planes futuros
La compañía tiene intenciones de abrir nuevas plantas y almacenes en el exterior en los próximos años. “Estamos estudiando expandirnos a nuevos lugares de América y Europa”, asegura. Hace dos años la empresa decidió vender también el kit de distribución de los coches, que está formado por la correa de distribución, los tensores y la bomba de agua. “Lo compramos y después lo comercializamos, no lo fabricamos. Pero nuestra actividad central sigue siendo la producción de bombas de agua”, aclara.
Los mercados más importantes de Dolz son España, Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Polonia y Rusia. “En España vendemos medio millón de bombas de agua al año. Pero estamos presentes en todo el mundo: Sudáfrica, prácticamente toda Europa, el sudeste asiático, Latinoamérica, Kenia y el norte de África”, precisa el director general.
Los Dolz esperan seguir ganando tamaño y que la venta ayude a hacer más fuerte a la compañía. “Fue un momento duro. Ver tanto tiempo a tu familia llevando la empresa y, de repente, tener que venderla. Pero necesitábamos crecer y hacer a Dolz fuerte. Fue un buen cambio”, concluye Macarena.
El inglés abrió las puertas del mercado global a Jesús Dolz
Estudios. El nieto del fundador se licencia en Ciencias Económicas por la Universidad de Valencia.
Inicios. En 1994 entra en la empresa a través del departamento de exportación, aunque, como él mismo aclara, en realidad llevaba en ella toda la vida.
Con la mirada puesta fuera de España. Debido a su gran dominio del inglés, Jesús acompañaba a su padre y abuelo a las ferias del sector. Con él, Dolz empieza a contemplar el mercado externo.
Al mando. En 2005, Jesús asume como director general de la compañía. Internacionalización. Durante el mandato de Jesús Dolz nieto, la empresa abre fábricas en Argentina y China. En la planta sudamericana trabajan unos 50 empleados, mientras que en la asiática unos 70. La de Castellón ha cambiado recientemente de sitio y se espera que aumente su capacidad instalada.