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El espíritu de los tiempos tecnológicos pide a gritos un Tom Wolfe

El escritor sobrevivió a los financieros 'dueños del universo' de 'La hoguera de las vanidades'

Tom Wolfe, en 2008.
Tom Wolfe, en 2008.REUTERS

Tom Wolfe sobrevivió a sus dueños del universo. El famoso y elegante autor y periodista, que ha muerto a los 88 años, acuñó el término en su novela debut de 1987 La hoguera de las vanidades, que describe el aumento de la riqueza y la influencia en Wall Street. Desde entonces, los análogos de la vida real a su antihéroe Sherman McCoy han sido castigados.

Los banqueros de inversión –solo una de las muchas subculturas diseccionadas por Wolfe– han ido cayendo gradualmente a tierra. En los años 2000-10, el centro de poder se trasladó hacia el norte, como señaló el propio Wolfe, desde el Bajo Manhattan hasta Greenwich (Connecticut), donde se establecieron los hedge funds.

La crisis financiera continuó la tendencia, haciendo que la banca perdiera prestigio y dinero. Apostar 6.000 millones de dólares para ganar un 0,06%, como hace McCoy en la novela, no sería visto con buenos ojos por un comité de riesgos moderno.

El trading y la banca de inversión siguen pagando muy bien, por supuesto, y los financieros ejercen una influencia considerable incluso hoy en día. Exalumnos de Goldman Sachs presiden el Tesoro de EE UU y los bancos centrales de Fráncfort y Londres. Pero ya no son dueños de todo lo que supervisan.

La tecnología también ha cambiado la ecuación, de dos maneras importantes. En primer lugar, está alterando la actividad bancaria, al igual que cualquier otra profesión. Que McCoy pudiera ganar una comisión de 50.000 dólares en una sola operación de bonos de cupón cero por teléfono le ayudó a convencerse de su propia destreza. Sin embargo, el voice broking está de salida, y los robots también vienen por los empleos de la banca de inversión.

En segundo lugar, las tecnológicas controlan las fortunas e imperios verdaderamente astronómicos de hoy en día. Y la ambición de esa industria –y en muchos casos, su arrogancia– a menudo supera la de Wall Street.Está pidiendo a gritos un nuevo Wolfe. No faltan relatos, pero nadie ha captado el momento como Wolfe, o como Michael Lewis con La gran apuesta. El hombre del traje blanco ha puesto el listón muy alto en la captura del espíritu de los tiempos.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

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