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Los accionistas de Vodafone temen a Bruselas

El nuevo CEO, Nick Read, llega en un punto de inflexión: el grupo pasa de vendedor a comprador

Sede de Vodafone en Madrid.
Sede de Vodafone en Madrid.PABLO MONGE

El CEO saliente de Vodafone, Vittorio Colao, deja una dura tarea a su sucesor, Nick Read. La disciplina inversora ha ayudado al grupo a superar los rendimientos de sus pares. El reto para el hasta ahora director financiero es convertir en éxito la gigantesca operación de Liberty Global en una empresa que está más acostumbrada a podar que a ampliar su cartera.

Colao se va en la cima. Desde que asumió el cargo en 2008, Vodafone ha tenido una rentabilidad anualizada incluyendo dividendos en torno al 11%, frente al 7% del Stoxx 600 Europe Telecom Index. Impresiona, dada la feroz competencia, la regulación y el crecimiento de servicios como WhatsApp, que han lastrado a las telecos en la última década.

Parte de ese buen rendimiento se debe a la moderación de Colao. Dos de sus logros más notables –la venta del grupo de EE UU Verizon Wireless en 2013 y la fusión con el operador indio Idea el año pasado– demostraron su voluntad de retirarse al precio justo. Las ventas de activos, que, según Vodafone, ascendieron a 116.000 millones durante el mandato del italiano, se han utilizado con prudencia. Colao ha dedicado 101.000 millones a gastos de capital y espectro móvil, en contraste con sus rivales, que han derrochado en deportes y otros derechos exclusivos de TV a expensas de inversión en red y rentabilidad para los accionistas. Y ofrecer paquetes más caros que permiten consumir más datos también ha valido la pena.

Su salida llega en un punto de inflexión. Desde hace una década, la política de Vodafone se basa en las ventas y no en las compras, pero la semana pasada acordó comprar los activos alemanes y de Europa del Este del grupo de cable Liberty Global por 18.400 millones, deuda incluida. La lógica es sólida: la venta conjunta de telefonía móvil, cable y banda ancha aumenta la fidelidad de los clientes. Vodafone espera de la operación –que prevé cerrar a mediados de 2019– un ahorro de costes y unos ingresos adicionales con un valor neto actual de 7.500 millones.

Sin embargo, la acción de Vodafone, que está un 6,5% por debajo del nivel previo a las primeras noticias sobre la operación, señala que los inversores temen que las medidas antimonopolio de Bruselas retrasen o reduzcan los beneficios de la compra. Convencerles será la tarea de Read.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

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