Alphabet empieza a parecer una sopa de letras
Los inversores que quieren mediciones concretas están recibiéndolas blandas en su lugar
La matriz de Google, Alphabet, está empezando a parecer una sopa de letras. Sus 9.400 millones de dólares de ganancias en el primer trimestre han venido con cambios en la forma de medir el impacto de su publicidad, en su estructura, y en la forma de contabilizar las inversiones. Los inversores que quieren mediciones concretas están recibiéndolas blandas en su lugar.
Las nuevas reglas sobre cómo reportan las compañías el valor de sus participaciones tienen un gran efecto en Alphabet, que tiene muchas. Hasta ahora, cuando el valor de una empresa participada cambiaba, aparecía en el balance o, en el caso de las no cotizadas, tal vez ni aparecía. Ahora, los cambios en el valor de Uber, 23andme, Cloudera y otras pasarán por la cuenta de resultados cada tres meses. Eso implica más información, pero también más confusión. Las valoraciones del mercado privado pueden ser más orientativas que realistas, y serán volátiles, lo que conducirá a grandes oscilaciones en las ganancias –2.400 millones de dólares en el primer trimestre–.
El segundo cambio, la fusión de Nest con la unidad de hardware de Google, tiene lógica estratégica. La primera produce cosas como termostatos, y la segunda altavoces y otros aparatos. Consolidar implica menos duplicación. Pero a nivel de resultados, Nest está agrupada ahora en la misma división que la tienda de apps y el almacenamiento en la nube. No hay ninguna razón obvia por la que el hardware –normalmente un sector con bajos márgenes– deba combinarse con los servicios web, de alto crecimiento, y el muy rentable negocio de las apps. La fusión oscurece el valor de tres prometedores negocios.
El último cambio es más preocupante. Google ya no va a informar de los clics en los anuncios colocados en webs de terceros y de cuánto gana con ellos. La compañía está destacando las “impresiones”, el número de veces que se ve un anuncio, porque eso es lo que está creciendo. Puede ser, pero los clics son fáciles de medir; una “impresión” mucho menos. Además, la cantidad que recibe Google por clic ha caído de forma constante en los últimos tres años. El nuevo aspecto de Alphabet ha vuelto más difícil medir sus perspectivas.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.