Qué hacer con la inversión cuando empieza el ruido de una nueva crisis
Los expertos recomiendan a los particulares mantener posiciones elevadas de liquidez
Siguiendo la estela de Francis Fukuyama y su tesis del final de la historia tras la caída del régimen soviético, expuesta en su obra El fin de la historia y el último hombre en 1992, los intelectuales de la economía comenzaron a emular la construcción de una teoría sobre el final de los ciclos, dando por bueno que las economías habían entrado con la globalización en una espiral de crecimiento ininterrumpido e ininterrumpible. Pero la teoría chocó con la práctica y tras sucesivos parones muy localizados en la actividad en los últimos años del siglo pasado y los primeros de este, llegó en 2008 la mayor recesión global desde la crisis del año 29, y recordó que los ciclos existen, que la ley de la gravedad actúa siempre que algo sube mucho, y que los excesos siempre se ajustan con sacrificios.
Tras una salida desacompasada de la crisis global de 2008, aunque con las mismas recetas en todas las zonas monetarias, la maduración del ciclo alcista en EE UU ha desatado una soterrada psicosis sobre la posibilidad de que la próxima crisis esté al caer. La primera economía del mundo acumula el más largo periodo de crecimiento ininterrumpido y por vez primera en muchos años todos los países de la OCDE crecen a la vez; pero los tipos de interés hasta ahora tan modestos para todos y que siempre han condicionado los ciclos, empiezan a pesar en las expectativas de los agentes económicos. Las subidas de la Fed en los últimos años y las anunciadas para este y los dos próximos para combatir una inflación que hasta ahora se muestra con discreción, pueden parar la actividad. Encarecerán el crédito, elevarán la factura de los endeudados, frenarán el consumo y la inversión, y desatarán una oleada inmediata, incluso previa, de ajustes de los precios de las acciones y los bonos en el mundo, cuando mayor apuesta de inversión hay por la inmensa liquidez puesta en circulación estos años. Y lo que puede darse por seguro es que si EE UU entra en crisis, hay pocas posibilidades de que el resto del mundo la esquive por el alto grado de interconexción que el comercio mundial y la globalización financiera imprimen a la economía.
Ante tal riesgo de ajuste de los precios de los activos, los expertos recomiendan a los particulares mantener posiciones elevadas de liquidez, vendiendo los valores más volátiles y que más revalorización acumulan; mantenerlas en las compañías de ciclos retrasados (materias primas) y en aquellas ligadas a consumo inexcusable, así como las que por sus negocios puedan mantener el pago de dividendos aún en situaciones recesivas. Además, deben mantenerse las posiciones en las compañías con bajo o nulo endeudamiento, y reducir posiciones en las que lo tienen elevado, así como apostar por refugios como el oro.