El acuerdo sobre el ‘brexit’ solo gana tiempo
En la práctica es una extensión de la relación actual: Reino Unido paga por seguir en la UE
El acuerdo sobre la transición del brexit solo sirve para ganar algo de tiempo. En la práctica, mantiene a Reino Unido en la UE hasta 2020, y da a las empresas más margen para prepararse. Pero cuestiones clave sobre la futura relación entre los británicos y el bloque quedan sin resolver, y sigue habiendo riesgo de que la salida sea desordenada.
Los negociadores de la UE describen el periodo tras la salida formal de Reino Unido como “transición” mientras que sus contrapartes británicas insisten en llamarlo “ejecución”. Ahora mismo, sin embargo, no hay nada a lo que transitar, o que ejecutar. El periodo de 21 meses en el que en la práctica Reino Unido pagará por seguir en el mercado único y la unión aduanera se define mejor como una extensión.
Los negociadores deben negociar ahora un acuerdo más amplio para aprobarlo este año. Algunos asuntos delicados siguen en el aire, sin embargo. Uno es un mecanismo para resolver disputas futuras entre las dos partes. Otro es evitar una frontera rígida en Irlanda. Eso parece difícil a menos que Reino Unido entre en una unión aduanera, una opción que ha descartado Theresa May.
Reino Unido se ha rendido a que una versión legalmente vinculante del “mecanismo de seguridad” que firmó en diciembre –que, en ausencia de algo mejor, le obliga a cumplir todas las normas de la UE sobre Irlanda del Norte– será parte del acuerdo final. Pero una solución aceptable para Irlanda, los conservadores de May, y los unionistas de cuyo apoyo depende la primera ministra parece esquiva.
Incluso si Reino Unido y la UE consiguen resolver estos problemas, es improbable que los detalles de la relación comercial futura se cierren hasta que el periodo de transición haya comenzado. Las empresas que dependen del libre comercio con la UE seguirán en la incertidumbre. Algunas ya han asumido lo peor. Otras suspenderán sus inversiones.
Mientras, puede que aparezca la política. El parlamento británico debe aprobar el acuerdo final, lo que da margen a los laboristas para unirse a los conservadores proeuropeos y derrotar al Gobierno, o reclamar un segundo referéndum. Y un fracaso de las conversaciones podría sacar a Reino Unido de la UE en marzo de 2019, sin paracaídas. Incluso el tiempo ganado viene con salvedades.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.