Indra y la tecnología española se convirtió en global
La empresa inauguró el negocio de la innovación en los mercados españoles al salir a Bolsa en 1999. Tras 25 años, quiere liderar la transformación digital
Una empresa pública y una privada, Inisel y Ceselsa, fueron el embrión de Indra en 1993. Una compañía que cumple este año un cuarto de siglo como uno de los líderes en tecnologías de la información en España y Latinoamérica, además de un referente global en transporte y defensa. Indra, que inauguró el sector de alta tecnología en los mercados españoles al salir a Bolsa en 1999, está hoy presente en 46 países y cuenta con operaciones comerciales en más de 140. Su vocación internacional estuvo desde el inicio: abrió su primera filial fuera de España en 1994, en Argentina, y en 1997 ya operaba en todo el Cono Sur; en 2001 y 2002 aterrizó con filiales propias en EE UU y China.
La firma, presidida desde 1992 a 2015 por Javier Monzón y desde ese año hasta hoy por Fernando Abril-Martorell, ha presumido siempre de su fuerte apuesta por la innovación y el desarrollo de soluciones propias como vía para crecer (ha invertido más 1.000 millones en I+D+i en los últimos seis años). Sin embargo, también ha impulsado su crecimiento vía adquisiciones. Las más relevantes, las de Azertia y Soluziona en 2007, que la llevaron a duplicar su tamaño, y las de Tecnocom (2017) y el 35,5% de GTA (2018), que la han reforzado en los mercados financieros y medios de pago y en simulación aérea, respectivamente.
A Indra le gusta destacar entre sus logros que en 2003 era el único proveedor no americano de la US Navy y que su tecnología gestiona el tráfico aéreo de Alemania. Un hecho que llevó a decir a la mismísima Angela Merkel en 2010 que “el cielo alemán es español”. También presume de ser socio tecnológico en los programas espaciales más avanzados de observación de la Tierra y de proyectos como la construcción del AVE a la Meca en Arabia Saudí.
La firma tiene proyectos de gestión de tráfico aéreo en más de 160 países, ha entregado más de 200 simuladores en 23 países e implantado sus soluciones de energía y utilities en más de 140 compañías. Entre sus clientes están las 10 primeras entidades españolas del sector financiero.
Pero la empresa también ha vivido sinsabores. Entre 2014 y 2015 sufrió pérdidas de más de 700 millones, que le llevaron a suprimir el dividendo y a caer en Bolsa. Sus malos resultados desembocaron en una profunda reestructuración de la compañía, que ha revertido la salida de caja y ha mejorado significativamente su situación financiera. Indra asegura afrontar ahora un panorama de crecimiento rentable, centrado en el plan estratégico 2018-2020. La firma quiere crecer con una nueva estructura más flexible y orientada a resultados y una apuesta clara por liderar la transformación digital.
Para ello, ya creó en 2016 Minsait, su unidad para dar respuesta a los retos que la transformación digital plantea a las empresas e instituciones, a la que ahora se ha sumado la capacidad de creación de negocios "nativos digitales" de Paradigma, empresa adquirida por Indra el pasado enero.
En números
un 18% por la SEPI y en un 10% por Corporación Financiera Alba, cerró 2017 con unos ingresos de 3.011 millones (+11%), un beneficio neto de 127 millones (+82%), y un total de 40.000 empleados.
Los resultados fueron impulsados por la aportación de Tecnocom, que empezó a consolidar en las cuentas de Indra el 18 de abril. La firma contribuyó con 255 millones a las ventas.