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Especial 40 Aniversario
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Una economía abierta e internacional

Los retos: digitalización, descarbonización y generación distribuida

Antonio Brufau Niubó

En los últimos 40 años, España ha experimentado una profunda transformación económica, política y social, convirtiéndose en una economía más abierta e internacionalizada. Este proceso ha favorecido extraordinariamente el crecimiento e internacionalización de nuestras empresas, incluso en sectores sin un claro potencial doméstico como es el de los hidrocarburos.

La terciarización de la economía y la integración de la mujer en el mercado laboral representan cambios estructurales. Como consecuencia, el PIB per cápita, en términos reales, se ha duplicado desde 1975. Este crecimiento ha ido desacoplándose progresivamente en esta última década del aumento de la demanda de energía por la eficiencia.

Y ha ido de la mano de una importante transformación de nuestro sector energético. El mix energético ha reducido su dependencia del carbón y del petróleo, en favor del gas y las energías renovables, favoreciendo el desarrollo sostenible de nuestra economía. Hemos diversificado significativamente las fuentes de energía, elevando nuestra seguridad de suministro y reduciendo nuestra dependencia del exterior.

El papel del sector energético y, en concreto, el del petróleo, ha sido clave para nuestra economía. No debemos olvidar que el petróleo ha sido uno de los principales motores de desarrollo socioeconómico, posibilitando la movilidad tanto de pasajeros como de mercancías y promoviendo el desarrollo industrial. La fuerte penetración del automóvil en la población (hemos multiplicado por tres los ocho millones de vehículos de hace 40 años) y el enérgico aumento de consumo de los combustibles (la demanda se ha más que triplicado en el transporte ligero, pesado y de aviación) son dos síntomas claros de la modernidad.

El reto hoy, igual que antes, es ser capaz de seguir creciendo de manera sostenible. No obstante, encontramos nuevos elementos en la relación que los ciudadanos vamos a tener con la energía, el impacto de las llamadas tres D: digitalización, descarbonización y generación distribuida. Desde el sector energético, hemos de ser capaces de transformarnos para seguir avanzando y contribuir más y mejor al desarrollo de nuestra sociedad.

Antonio Brufau, presidente de Repsol

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