El Ibex renuncia a los 9.700 ante la incertidumbre que viene de EE UU
El selectivo cierra con un leve retroceso del 0,03% hasta los 9.688,5 puntos Los buenos resultados de ACS e Inditex no logran impulsar una subida del índice
Jornada volátil en la Bolsa española. El parqué madrileño ha pasado la sesión debatiéndose entre las subidas impulsadas por las buenas noticias de algunas de sus principales empresas cotizadas, y las órdenes de venta que vienen provocando los tweets del presidente estadounidense.
Finalmente, el Ibex 35 acabó renunciando a conquistar los 9.700 puntos y bajando un 0,03% para situarse en los 9.688,5 puntos. El cierre estuvo marcado por el mal arranque de Wall Street, que dio la vuelta a las subidas del índice bursátil español en las últimas horas del día.
Los valores más destacados de la jornada fueron Inditex y, sobre todo, ACS. La firma textil sufrió su propio episodio de volatilidad, con caídas del 3% que dieron paso a una subida del 3,83% al concluir la jornada de presentación de resultados.
La compañía anunció un beneficio neto de 3.368 millones de euros en 2017, lo que supone un alza del 6,6% frente a los del ejercicio anterior. La cifra está en línea con unas previsiones ya mermadas (hace dos semanas la acción sufrió la mayor caída en Bolsa en nueve años) y que dan algunas muestras de cierto freno, como el crecimiento de ventas comparables, que ha sido de un 5%, la mitad que un año antes.
En paralelo, la sesión de este miércoles comenzó con Abertis y ACS suspendidas de cotización por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), justo cuando se están esperando los detalles por los que la constructora de Florentino Pérez alcanzará un pacto con la italiana Atlantia para controlar Abertis y evitar una guerra de opas.
Una vez levantada la suspensión, ACS ha culminado el día con un alza del 7,96% liderando las alzas. Del lado de las caídas han destacado las entidades financieras, con retrocesos del 1,5% para BBVA o el 1,87% para Santander aunque el valor más castigado ha sido Grifols, que cede un 1,93%.
Por su parte, en el mercado de deuda, la prima de riesgo española baja a 76,9 puntos básicos desde 77,9 puntos. La rentabilidad del bono a 10 años profundiza en mínimos y cae al 1,386% frente al 1,396% de la víspera.
El euro, por su parte, se ha mantenido estable, en torno a los 1,24 billetes verdes, frente a un dólar que comenzó a caer con fuerza el martes.
Fue ese día, después de todo, cuando volvieron a soplar vientos de incertidumbre desde Estados Unidos. A golpe de tuit, tal y como acostumbra, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, logró poner de nuevo en guardia a los inversores. Si a comienzos de mes fue con su propuesta de imponer aranceles sobre el aluminio y el acero, ahora son los rumores de que el presidente estudia imponer tarifas específicas a China sobre bienes del sector tecnológico y telecomunicaciones por valor de 60.000 millones de dólares.
Todo ello a las pocas horas de la sustitución repentina (casi vía internet) del secretario de Estado, Rex Tillerson, por el hasta ahora director de la CIA. Renta 4 señala que este movimiento podría suponer “darle al gobierno un sesgo más nacionalista de cara a negociaciones muy relevantes en los próximos meses (Corea del Norte, Irán, China y NAFTA), y por tanto con posibilidad de elevar el riesgo geopolítico”.
Se aviva así el temor a que acabe desatándose una guerra comercial global, aunque los inversores aún observen los acontecimientos con cautela y con la idea de que el conflicto comercial generalizado no terminará por estallar.
Según publica la prensa estadounidense, los aranceles previstos por Estados Unidos sobre China estarían enfocados a la tecnología y la propiedad intelectual, si bien la lista podría ser más amplia. El argumento es que las empresas chinas usan tecnología estadounidense para vender productos y servicios en EE UU a un precio más bajo.
En paralelo, la nueva política proteccionista del presidente Trump se ha visto ilustrada también por su veto a la opa hostil de la empresa de Singapur Broadcom sobre la estadounidense Qualcomm por motivos de "seguridad nacional", evitando lo que hubiera sido la mayor operación internacional del sector tecnológico.