El acuerdo Eon-RWE genera buena energía
El panorama financiero es complicado, pero a nivel estratégico tiene sentido
La última división del sector energético en Alemania tiene más sentido que las remodelaciones anteriores. RWE va a escindir su unidad Innogy en un acuerdo con su rival Eon. El primero se enfocará en generar energía y el segundo en distribuirla. El enredado intercambio de activos complica el panorama financiero, pero a nivel estratégico es difícil de criticar.
Las utilities alemanas han dedicado los últimos años a lidiar con la decisión del Gobierno de centrarse en las renovables y acabar con la nuclear. Han pasado apenas 18 meses desde que RWE creó Innogy como empresa separada, concentrada en la energía limpia. Ha sido un fracaso. El viernes cotizaba debajo del precio de salida, 36 euros. Su llegada al parqué tampoco ayudó a liberar mucho valor de la compañía matriz.
El acuerdo con Eon es un intento de reorganizar los activos de las tres compañías cotizadas en dos paquetes más lógicos. Para empezar, Eon comprará a RWE el 77% que posee de Innogy por 40 euros por acción, incluidos los dividendos que pagará este año y el próximo: 17.100 millones en total.
A cambio, RWE recibirá acciones de Eon por valor de 3.700 millones, según el precio de cierre del viernes, y pagará 1.500 millones en efectivo. También tomará posesión de los activos de renovables controlados por Eon e Innogy, así como participaciones en plantas nucleares, entre otras. Siempre que los reguladores europeos de competencia lo aprueben, ambas compañías deberían compartir el ahorro de costes, estimados por fuentes cercanas a la operación en 700 millones al año.
Dejando de lado la división del botín, ambas utilities tienen preguntas por responder. Eon terminará con una deuda neta de más de 40.000 millones, incluidas aportaciones a fondos de pensiones y otras obligaciones, aunque el cambio hacia un modelo de negocio más estable debería soportar mayores niveles de deuda. Mientras, RWE tendrá que explicar por qué absorbe negocios de renovables que escindió hace menos de dos años.
Sin embargo, la idea fundamental de desmantelar y volver a unir dos proveedores de energía para que cada uno pueda enfocarse en una competencia tiene sentido. El rebote de ayer en los precios de Eon y RWE sugiere que, a pesar de las muchas incertidumbres, los inversores están de acuerdo.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.