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EE UU se ahoga en su obsesión por el crudo

Las grandes petroleras del mundo se preparan de forma creíble para un cambio

Pozo de petróleo en la reserva india Fort Berthold, en Dakota del Norte (EE UU).
Pozo de petróleo en la reserva india Fort Berthold, en Dakota del Norte (EE UU).REUTERS

La obsesión de los estadounidenses con el petróleo está cavándoles su propia fosa. El aumento de la producción de shale está fomentando el pensamiento creativo en las grandes petroleras internacionales, que se están preparando de forma creíble para un mundo con menos emisiones de carbono.

Los vastos descubrimientos de shale en Texas han puesto a los perforadores de EE UU en posición de exportar combustibles fósiles a gran escala y reducir la dependencia del país respecto a las importaciones. El miércoles, en CERAWeek, el mayor congreso de la industria petrolera, el secretario de Energía, Rick Perry, recordó el “severo” final de la década de 1970, y dijo que los estadounidenses ya no tienen que preocuparse por la escasez de crudo. Un día antes, el secretario de Interior, Ryan Zinke, exmilitar, dijo que no quiere volver a ver a los estadounidenses peleando por recursos que el país ya posee.

Los productores se están tomando esta monomanía con los combustibles fósiles en serio. El CEO de ConocoPhillips, Ryan Lance, ha dicho que el jefe de BlackRock, Larry Fink, le dijo en una carta que quiere que las petroleras sean más realistas con el cambio climático. Pero en lugar de contar los planes de Conoco para reducir las emisiones, Lance destacó otras virtudes (como los sueldos).

Mientras los perforadores de EE UU se hacen fuertes en combustible fósil, sus rivales extranjeros se han convertido en improbables adalides de las soluciones para el cambio climático, y están encontrando nuevas fuentes de ingresos. El CEO de Saudi Aramco, Amin Nasser, habla de convertir el crudo en productos químicos. El de Shell, Ben van Beurden, planea vender energía de parques eólicos, mientras que Bob Dudley, de BP, defiende la idea de un impuesto sobre el carbono.

Puede que a los productores de EE UU les anime la política interna, que ha dejado el cambio climático en segundo plano. Pero el petróleo es un negocio global, sobre todo porque su precio depende de la demanda internacional, y el discurso de otras compañías globales es otro. BP ha predicho hace poco que el consumo de petróleo podría alcanzar su máximo en los próximos 20 años. Para entonces, los perforadores de EE UU y sus inversores podrían estar ahogándose en su propia sustancia.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

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