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La atención se vuelca con los precios.

El fuerte incremento de las ganancias salariales en el dato de empleo de enero, publicado hace ahora dos semanas, el incremento de la rentabilidad de la deuda y las caídas de los mercados bursátiles en este mess han puesto de moda a la inflación como dato clave a seguir. En función de su evolución de este indicador, plantean ahora los inversores, se conocerá el margen que todavía disponen los respectivos bancos centrales.

En el caso de EE.UU. hoy conoceremos el registro de enero cuyo pronóstico vaticina una caída de 2 décimas en la tasa general y una décima en la referencia subyacente para situarse en el 1,9% y 1,7% respectivamente. Si echamos la vista atrás fue el dato de ganancias medias salariales con una subida de la tasa interanual al 2,9%, máximo desde junio de 2009 la que dio inicio al recorrido alcista de la rentabilidad del bono a 10 años y la consiguiente fuerte cesión de las bolsas.

Análisis más detallados sugieren la posibilidad de que este dato salarial que hacíamos referencia al inicio pudiera tener un cierto grado de "error" estadístico dado que el 80% de la muestra corresponde a trabajadores no supervisores que presentaron un incremento salarial interanual del 2,4%, moderado por tanto. La subida así se centró en los denominados supervisores que tras subir en enero un 0,8% se situaban en un nivel interanual del 5,0%. Parece ser que el comportamiento de este último grupo podría ser más volátil y contenerse en los próximos meses.

De momento, conocimos ayer el dato de IPC en el Reino Unido de enero que, contra pronóstico, se mantiene en el 3% en enero, todavía muy cerca del máximo del 3,1% alcanzado en diciembre pasado. El consenso del mercado esperaba que cayera ligeramente al 2,9%. Por su parte, al tasa subyacente de IPC se elevaba 2 décimas hasta el 2,7%. El dato supone mayor presión para el Banco de Inglaterra que sorprendió la semana pasada al anunciar que valora una aceleración del proceso de subida de tipos para este ejercicio. El dato de inflación genera más incertidumbre en los mercados financieros en un momento en el que preocupa que la Reserva Federal y el BCE tengan que seguir los mismos pasos.

Los efectos del Brexit, y en especial al fuerte devaluación de la libra esterlina, están provocando que los precios en Reino Unido lleven por encima del objetivo de inflación al 2% más de un año. La inflación ha aumentado en Reino Unido desde junio de 2016, coincidiendo con la decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea. El desplome de libra ha elevando el coste de las importaciones y con ello de los precios internos. La moneda británica ha perdido en este periodo más de un 10% frente el euro.

Todo ello acaba en un bucle interesante y difícil de resolver: la institución es consciente de la importante incertidumbre negociadora del Brexit, circunstancia que de no haber tenido lugar, tendría "las manos libres" para actuar. No obstante ha sido el Brexit el que ha permitido una fuerte caída de la libra que, en última instancia, ha dado como resultado lograr el objetivo de un incremento de los precios por encima del 2,0%. A todo ello, es de esperar que la tasa de crecimiento del IPC comience a disminuir a medida que se amortigua el impacto de la fuerte caída de la libra esterlina

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