El vértigo impone un alto en el camino en la renta variable
La tendencia alcista es coherente con el alza del PIB en el mundo y de los beneficios empresariales
Las Bolsas de todo el mundo han anulado en solo tres sesiones las ganancias de todo enero. Un incontenible mal de altura tras avances muy generosos en las mayores plazas del mundo, sobre todo en EE UU y Alemania; los temores a una subida de tipos que encarezca la financiación de las empresas; y la vuelta a rentabilidades más atractivas en los bonos a largo plazo, han precipitado un ajuste de los precios de las acciones muy severo. Pero los acontecimientos que han provocado el ajuste son compatibles con los mejores fundamentales de la economía mundial desde hace muchos años y que da consistencia a una tendencia alcista en las Bolsas no terminada.
La bolsa norteamericana encadenaba hasta la semana pasada la secuencia alcista más prolongada de la historia sin una corrección técnica significativa; y han bastado las advertencias de los grandes fondos sobre la posibilidad de una corrección, y la aparición de determinados datos sobre los costes laborales, para especular con un repunte más fuerte de la inflación y con la necesidad de un mayor rigor en la política monetaria; si a ello se añade la subida de la rentabilidad de los bonos a diez años (hasta un 2,9%), se dispone de la excusa perfecta para recoger las plusvalías que los precios de las acciones han engordado durante años. Los mercados asiáticos y europeos han seguido la estela, aunque no todos tengan argumentos en los índices como para hacerlo.
Nunca sabremos qué intensidad debe tener la corrección para retomar las subidas, y no habrá dos mercados con el mismo comportamiento. Pero en casi todos los casos puede considerarse que se trata de un parón coyuntural, una corrección propia del vértigo del mal de altura, porque la tendencia alcista parece justificada por el crecimiento generalizado de la economía en el mundo, el avance de los beneficios de las empresas y por el tirón limitado pronosticado para los tipos de interés, a juzgar por las intenciones desveladas por todos los bancos centrales. En el caso del mercado español, mantiene un descuento muy elevado sobre el alemán o el norteamericano, y ninguno de los modelos de medición de los niveles de precios parece exagerado. Pero nadie puede decir que sabe lo que va a ocurrir.