Radicalismo Republicanos provocará corrección fuerte burbuja bursátil
El presidente Trump está hinchando una burbuja en la Bolsa en EEUU y en muchos países con una reforma tributaria que a corto plazo ha reducido el impuesto de sociedades, motivado a muchas empresas a subir los salarios de sus empleados y animado a los empresarios. Obama heredó una economía en enero de 2009 con un 10% de desempleo, que destruía 800.000 empleos mensuales y en plena gestión de la peor crisis financiera internacional no auspiciada por una guerra mundial desde 1929.
Trump heredó una economía con un paro del 4,8%, la segunda etapa de crecimiento ininterrumpido del PIB en la historia de EEUU, crecimiento de alrededor del 2%, un inicio de incrementos salariales para las clases bajas y un marco de regulación financiera sólido necesario para evitar una crisis futura.
Aunque es cierto que se ha acelerado el incremento del PIB en 2018 y es ahora del 3%, cabe atribuir dicha circunstancia a la previsión de los inversores de una reducción de impuestos que básicamente favorece a las clases altas e inversores, retirará los recortes a las clases medias en pocos años y añade por lo menos un billón de dólares a la deuda de EEUU.
El presidente Trump está eufórico por la aprobación de la reforma tributaria en diciembre, el subidón de la bolsa, anuncios de inversiones de multinacionales en EEUU y el descenso del desempleo al nivel más bajo en 17 años (4,1%). Aunque se puede atribuir parte del mérito de la aceleración del crecimiento, los fines utilizados para conseguirlo son insostenibles incluso a corto plazo, como las primeras y recientes correcciones en los índices bursátiles de los últimos días en EEUU y Europa demuestran.
Trump agudiza la inminente corrección en los mercados con un ataque desatado contra el FBI y el Ministerio de Justicia. Ha despedido a un director del FBI (James Comey), forzado la dimisión del subdirector del FBI esta semana, y exigió lealtad (acción recurrente) al fiscal general (Rod Rosenstein) que supervisa la investigación independiente del prestigioso y Republicano ex director del FBI Robert Mueller. Trump además permite que los Republicanos en la Cámara de Representantes ataquen al FBI y Ministerio de Justicia. Christopher Wray, el director del FBI nombrado por Trump, ha expresado su disgusto por la campaña de desprestigio desplegada por los Republicanos en la Cámara de Representantes, especialmente por parte del presidente del Comité de Inteligencia, Devin Nunes, que debería estar investigando la trama rusa.
Robert Mueller ha pedido entrevistar al presidente después de más de seis meses de investigación y la acusación de delitos graves aprobada por un jurado especial federal del ex consejero de seguridad nacional Michael Flynn, la imputación de blanqueo de dinero, conspiración contra EEUU y otros delitos del ex director de campaña de Trump Paul Manafort y su socio RIck Gates, la aceptación de culpabilidad del ex asesor de campaña George Papadopoulus y la posibilidad de que dichos personajes revelen más información sobre la actuación de Jared Kushner (yerno de Trump), su hijo, el fiscal general que tuvo que recusarse por haber mentido sobre sus entrevistas con el embajador ruso en Washington (Jeff Sessions) y el también ex asesor Carter Page.
Difícilmente Trump dejó pruebas de su probable colaboración con Rusia durante la campaña porque es inteligente. Pero su comportamiento puede conducir a una acusación de obstrucción de justicia, que el Congreso, de mayoría Republicana, debería sopesar. Mientras la economía y la bolsa mantengan su actual trayectoria los Republicanos jamás juzgarán a Trump en un impeachment, pero la confrontación institucional puede desestabilizar a los mercados. Desde la elección de Trump, el Dow Jones ha registrado un alza del 35%, un registro notable pero con algún precedente. Después de ocho años de presidencia de Obama y prudente gestión de la Reserva Federal, el Dow Jones había aumentado un 145%