Juncker avala la democracia española tras el ataque de los independentistas
El presidente de la Comisión Europea equipara a España con los países fundadores de la Unión Dastis revalida el apoyo al proyecto de integración
La cita en Bruselas del ciclo de conferencias organizado por El País para celebrar el 40 aniversario de la Constitución española se convirtió este miércoles en un reconocimiento a la contribución de España al proyecto de la Unión Europea.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, aseguró durante el encuentro España 40-40 en la capital comunitaria que “el mero ingreso de España en la Unión ya fue una aportación porque ayudó a desmantelar prejuicios sobre los países del sur”.
“Lo que siempre he admirado más de España es que supo convertir el régimen franquista en un régimen totalmente democrático”, señaló Juncker ante un auditorio de un centenar de personas y con casi 70 medios españoles e internacionales acreditados.
Solo 24 horas antes del Foro, uno de los exconsejeros de la Generalitat huidos, el diputado catalán de Esquerra Republicana, Toni Comín, aprovechaba un acto del partido independentista flamenco N-VA en Lovaina, a 20 kilómetros de Bruselas, para desprestigiar a España y asegurar que “no es una verdadera democracia”.
Juncker resaltó, en cambio, que “desde el primer día de su adhesión, España se comportó como un país fundador” en términos de respeto a los compromisos adquiridos y de liderazgo en proyectos de integración.
El ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, revalidó durante el acto el apoyo de España a la UE. Pero abogó por recuperar el respaldo de la opinión pública. “Necesitamos una fuerte legitimación democrática para seguir construyendo Europa”, señaló Dastis en la clausura del Foro, que cuenta con el patrocinio de BBVA, Iberdrola, Iberia, NH Hotel Group, Repsol, Santander y Telefónica.
Los elogios de Juncker surgieron durante el diálogo mantenido con el ex presidente del Gobierno español Felipe González. Un intercambio de opiniones entre dos viejos amigos que, a pesar de militar en campos políticos diferentes (Partido Popular y Socialista, respectivamente), comparten su pasión por Europa y una larga convivencia en la sala de mando de la UE, en la que Juncker sigue todavía.
Ambos políticos contrastaron la entrega de España al proyecto europeo con los brotes de nacionalismo y populismo que han surgido en varios socios europeos, incluidos los de más reciente incorporación como Polonia o Hungría.
En esa mismo contexto se situó la crisis política e institucional en Cataluña, un conflicto que dominó buena parte de las intervenciones a lo largo de todo el Foro España 40-40.
En la apertura del encuentro, el director de El País, Antonio Caño, acusó a los independentistas catalanes de poner en marcha “un proceso xenófobo” y contrario a la Unión Europea. “No puedo concebir mayor desastre que una España aislacionista, en contradicción con los valores europeos”.
El presidente de El País, Juan Luis Cebrián, añadió que “el Estado ha estado ausente de Cataluña demasiados años”. Y lamentó lo que considera “una reacción centralizadora y negadora de las diferencias”.
“Lo que ha ocurrido en Cataluña puede ocurrir en cualquier otra parte de España o de Europa, como vemos en Hungría o Polonia”, alertó el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Y recordó que en Europa “hay tradiciones siniestras” que dieron lugar a corrientes brutales como el nazismo, el fascismo o el antisemitismo. “Europa debe ser consciente del lastre que arrastra”, avisó el autor de Los cachorros.
Caño, por su parte, acusó los independentistas y, en particular, a los cinco fugados a Bélgica con Carles Puigdemont al frente, de “tratar de destruir la buena imagen internacional que España se había ganado merecidamente”.
El director de El País se mostró convencido de que la campaña de Puigdemont y sus aliados ni ha calado ni va a calar entre la comunidad internacional a pesar, dijo, de la “absurda” intervención policial en la jornada del 1-0. El Foro celebrado en el hotel NHSablon de Bruselas, con presencia de numerosos altos cargos comunitarios, parece confirmar ese pronóstico.
González recordó que, incluso antes de la transición democrática, él siempre defendió que “para España la solución siempre es Europa”. Y defendió que “el interés de España sigue siendo un interés europeo y europeísta”.
González acusó a los líderes europeos actuales de escudarse en la opinión pública para ralentizar la integración política europea. Y aseguró que esa reticencia es falsa y que todos los sondeos muestran que la ciudadanía no solo está dispuesta a aceptar nuevos avances sino que incluso los reclama.
El ex vicepresidente de la Comisión, Joaquín Almunia, aseguró que el europeísmo de los españoles sigue vigente, aunque se haya resentido durante la crisis.
Mucho que aportar todavía
El Foro España 40-40 puso de relieve la aportación española al club europeo. La ex ministra de Exteriores y miembro del Consejo de Estado, Ana Palacio, subrayó que numerosos proyectos europeos, desde Galileo (navegación por satélites) a la unión energética, proceden de un impulso español. Y atribuyó el “éxito” de la integración en el club “a la continuidad de una política de Estado” en temas europeos.
El Foro también recordó que políticas tan esenciales como las de cohesión, justicia o interior, han crecido gracias a la iniciativa de España. Pero la transformación también ha sido alentada desde el sector privado. “Podemos contribuir mucho en innovación”, señaló Itxaso del Palacio, partner de inversión para Europa de Microsoft Venture. “El ecosistema emprendedor en España”, añadió Del Palacio, “se ha desarrollado mucho más rápido que en otros países europeos y va a la misma velocidad que el de Londres”.
El acto también facilitó reivindicaciones de las grandes empresas (Telefónica, NH...) que reclamaron a la CE una regulación más ágil y flexible para no ahogar el crecimiento ni la innovación”.
El brexit, como Cataluña, también recabó la atención de los ponentes. Ignacio Faus, consejero delegado de KPMG en España, aseguró que “tras la salida del Reino Unido, España va a ser aún más importante en la UE, pero también aumenta su responsabilidad”.
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